Entrevista a Miguel Ángel Camacho, autor del libro «La Luz, Melodía del Arte Escénico»
Entrevistamos a Miguel Angel Camacho, ideólogo y autor del libro de La Luz, Melodía del Arte Escénico, para conocer cómo se gestó este libro único –desde su publicación ha tenido una excelente acogida en el sector profesional– y su trayectoria como técnico en el mundo de la iluminación.
Entre los diseños de iluminación de Miguel Ángel destacan los realizados para la Compañía Nacional de Danza, el Centro Dramático Nacional, el Teatro de la Zarzuela y el Teatro Español. Ha recibido dos Premios Max a la Mejor Iluminación por Luces de Bohemia (2.003) y El viaje de Parnaso (2.006).
Miguel Ángel, profesor en el Máster en Iluminación Escénica, también comparte sus recomendaciones para los jóvenes que comienzan su camino en la profesión.
¿Cómo surge la idea de escribir el libro La Luz, Melodía del Arte Escénico?
La idea surgió en mi cabeza hace 12 años, cuando comencé a dar clases en la Escuela de Arte Dramático y revisé lo que había realmente en cuanto a bibliografía y estudios sobre la iluminación teatral. Encontré muchísimos libros técnicos pero no había nada sobre lo que siente y piensa un iluminador cuando va a hacer luz.
Entonces comencé a escribir una serie de artículos que fueron publicados en la revista de la ADE (Asociación de Directores de Escena de España); empecé a hablar de la evolución de la luz a través de la historia y de los pensamientos e inquietudes que me surgían cuando hacía iluminación teatral.
Yo empecé en el rock y aprendí a base de meter la pata, equivocándome. Yo necesitaba buscar, por medio de libros, qué es lo que me podía aportar para poder crear cada vez mejor la luz. Todos estos artículos que fui publicando me dieron la idea de escribir el libro y plantear el proyecto a la Academia de las Artes Escénicas.
En el libro participan muchos compañeros iluminadores, ¿cómo ha sido todo el proceso hasta la publicación del libro?
Tenía redactado el índice y las materias; y a partir de ahí hablé con diversos compañeros iluminadores para que desarrollaran los capítulos en los que consideré que tienen mucho que aportar.
Siempre olvidándonos de los detalles técnicos –sobre los que hay muchos libros– y centrándonos en lo que piensa el iluminador, cómo trabaja con el director, cómo trabaja con la luz, la historia y futuro de la iluminación escénica.
A finales de 2.016 planteé el proyecto en una reunión de la Asociación de Iluminadores, que anteriormente había recibido el apoyo de la Academia, y en la primavera de 2.017 tuve las primeras reuniones con los compañeros coautores del libro.
Por otro lado, necesitaba financiación. Cuando vosotros apoyasteis el proyecto (Fluge Audiovisuales y Trade Formación), se abrieron las puertas de otras empresas del sector que colaboraron en la financiación. A partir de ahí contactamos con la editorial Bolchiro –con su directora Liz Perales–, quienes se encargaron de la producción. La editorial nos ayudó mucho en la revisión y el libro salió al mercado en Noviembre de 2.017.
Para la gente que no te conoce Miguel Ángel, ¿cuál ha sido tu trayectoria profesional hasta convertirte en técnico de iluminación?
Yo soy Licenciado en Historia, de joven quería ser profesor. En aquella época, mientras estudiaba, estaba en contacto con el mundo del teatro y trabajaba como delineante en una empresa que se llamaba Agroman.
En Agroman coincidí con Manolo Tena, éramos amigos desde los 14 años; él empezó con grupos de música y me dijo: «voy a hacer un grupo que se llama Cucharada y me gustaría que te vinieras de actor mudo». Cucharada era un grupo de rock pero con una crítica social bestial; esto era a finales de los 70, principios de los 80. Ahí empezó todo, yo interpretaba personajes sin texto con el grupo y ayudaba a montar la luz.
Entonces la iluminación tenía unas condiciones muy precarias; no teníamos casi reguladores, las empresas de iluminación de la época estaban orientadas al teatro y no había todavía empresas de iluminación especializadas en rock.
Cuando Cucharada desaparece crean el grupo Alarma!!! y ahí empiezo como técnico de iluminación haciendo mis primeros diseños de iluminación para el grupo y llevando la mesa de luces.
Poco después dejo Agroman y creo una empresa de iluminación con tres compañeros de la universidad llamada Uno Diseño Iluminación. Nos endeudamos hasta arriba para comprar material de iluminación y empezamos a trabajar como muchos grupos que llegaban en ese resurgir del rock que hubo en los 80.
Trabajamos con Barón Rojo, Alarma!!! Miguel Ríos, Objetivo Birmania, Antonio Flores y muchos grupos de la época. Así empecé, haciendo giras y metiendo la pata (risas). Estuve haciendo conciertos durante 15 años hasta que dí el salto al teatro.
¿Cómo fue la transición de la iluminación de conciertos hacia el mundo del teatro? ¿Qué te impulsó a cambiar de dirección?
Una razón muy concreta: no coincidía mi concepción de la luz con la que tenían los grupos y en concreto los managers.
Los managers tenían la idea de que la luz debía de ser móvil, encender y apagar constantemente. Y eso en mi concepción de la luz no entraba, yo consideraba que la luz en el rock debía de ser teatral, crear ambientes, pasar a otro ambiente… la iluminación debía acompañar las canciones, lo demás me aburría.
Entonces comencé a tener unos conflictos internos viendo que la visión de los managers no era lo que yo quería hacer, y lo que yo quería hacer no encajaba.
En esa etapa me surge la oportunidad de trabajar en el Teatro Albéniz; me llaman unas personas que conocía y comienzo a trabajar allí como jefe de electricidad, paso a ser técnico de teatro. En aquella época estaban entrando en los teatros las mesas de iluminación que se utilizaban en el rock pero apenas había técnicos que supieran manejarlas.
En el Teatro Albéniz estuve dos años aproximadamente hasta que comienzo a trabajar en la Sala Olimpia haciendo diseños de iluminación a medida para el director de escena, que era el director del teatro. Allí estuve unos años, eran los 90, hasta que me fui a hacer un curso de Vari-Lite a Los Ángeles, en aquella época los Vari-Lite no se vendían en España, solo se alquilaban.
Cuando regresé España volví al teatro. He trabajado con gente muy interesante como Helena Pimenta (actual directora de la Compañía Nacional del teatro Clásico), Eduardo Vasco, Rafael el Brujo, Ernesto Caballero (actual director del Centro Dramático Nacional), Guillermo Heras, … y con cantidad de gente joven que también me ha aportado muchas cosas buenas.
Impartes clases en el Máster de Iluminación Escénica de Trade, ¿qué contenidos académicos abordas en el aula?
A mí me encanta la historia. Y para ser un buen iluminador creo que es necesario conocer la historia. Primero, para saber qué es lo que se hacía y, en segundo lugar, para romper lo que se hacía y crear algo nuevo.
Yo no busco crear escuela o algo de ese tipo, creo que un alumno que se va a dedicar a la iluminación escénica necesita dos cosas importantes. Por un lado, dominar la tecnología y las técnicas; porque sin formación técnica no puedes hacer absolutamente nada. Y también necesitas una amplia cultura teatral y dentro de esa cultura teatral una cultura lumínica, conocer la tradición.
Algunos estudiantes quieren tocar botones el primer día, se aburren con la historia, pero para programar y tocar botones primero tienes que saber qué quieres conseguir. Los botones y los equipos son solo herramientas para conseguir un resultado.
En mis clases les explico la evolución de la historia teatral, condensada en poco tiempo, para que tengan una visión general. Quiero que entiendan por qué hay un primer, un segundo término en luz; por qué un actor está en penumbra y un actor tiene luz, cómo se hacía antiguamente y cómo se hace ahora, cómo la luz ha pasado de ser un mero alumbrado a ser un personaje, etc.
Por último, qué recomendaciones les darías a aquellos que quieren comenzar a desarrollar su carrera en la iluminación escénica
Humildad y escuchar, lo primero.
En segundo lugar olvidarse de las máquinas, de las mesas, y empaparse mucho de imágenes; las imágenes están en los museos y en el cine. No les pido que vayan a ver teatro si no quieren. Lo bueno que tenemos es que ahora podemos investigar e indagar sobre cualquier tema a través de Internet. Tienes que agrandar en tu cerebro lo que llamo la «biblioteca de imágenes».
Por ejemplo, siempre les recomiendo ver Blade Runner, la original con Harrison Ford, que curiosamente abrió un camino en el teatro con el uso del fluorescente, una luz fría que hasta entonces no se utilizaba en teatro.
Hay otra cosa de esa película que es fantástica que es la primera vez que se utiliza un ventilador delante de un foco HMI. Entonces entra la luz y el ventilador va girando y ves como una luz que está quieta se mueve por gracias al ventilador.
También que vean serie, hoy les recomendaba en clase que vean series como Versailles que desde el punto de vista de la luz es fantástica. Está ambientada en los S.XVII-XVIII donde la iluminación eran velas, la fotografía y el tipo de luz que utilizan son espectaculares.
Y en tercer lugar leer. Les propongo libros, obras de teatro y también les invito a escuchar música entendiendo lo que quiere decir tanto la música como la letra.
Y cuando todo eso está ahí, en tu cerebro, es el momento de empezar a crear.
Dónde comprar el libro de iluminación
Si deseas adquirir un ejemplar del libro «La Luz, Melodía del Arte Escénico. El diseño de iluminación en la puesta en escena» escribe a info@tradeformacion.es. Disponemos de stock en la escuela tanto para público general (€30) como para los graduados y estudiantes de Trade Formación (precio reducido).
También puedes adquirir tu ejemplar en las tiendas online de la Librería Yorick, especializada en artes escénicas; y en El Argonauta, la librería de la música.
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