El de la fotografía erótica es un género que se remonta prácticamente hasta la génesis de la propia fotografía. A lo largo de todo este tiempo muchos autores han profundizado en la sensualidad y el erotismo del cuerpo humano -masculino y femenino- de forma más o menos explícita, con sutilidad e insinuación o con el descaro del voyerismo. La gran variedad de enfoques visuales y el contenido de este tipo de imágenes ponen de manifiesto la importancia de la sensualidad en el ser humano.
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Jeanloup Sieff
Foto: Jeanloup Sieff
Conocido sobre todo por su aportación a la fotografía de moda, Jeanloup Sieff trabajó el desnudo erótico con la misma sutilidad. En toda la obra del francés se reconoce un gusto por las formas, las líneas suaves y los volúmenes expresados mediante el dominio de las luces y las sombras. Incluso en los paisajes.
Su percepción de la belleza formal y del cuerpo femenino evoca una sensualidad que está presente en cada uno de sus desnudos. El erotismo de sus imágenes, lejos de ser obsceno, juega con el fetichismo de las formas, con lo oculto tras una sombra y en ocasiones también con la sencillez y la naturalidad de las poses. La mítica serie de desnudos que hizo a Charlotte Rampling en 1985 demuestra su enorme capacidad para seducir al observador.
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Rafael Navarro
El desnudo está presente en gran parte de la obra de Rafael Navarro, que a la postre es uno de los autores más prolíficos y gráficos del panorama español. En las series del zaragozano, además del contenido de las imágenes, también su formato y disposición adquieren importancia. En este sentido el cuerpo humano es el catalizador de proyectos con un alto contenido sensual como “Evasiones”, “Formas”, “Tientos”, “Ellas”, “Parejas” o “La oscura transparencia”.
Los detalles, las líneas curvas, los matices de grises y el contraste son las principales figuras de su lenguaje erótico. A través de la contextualización de las partes del cuerpo humano en “El desafío”, “Hacia la bruma” y en menor medida en “Las formas del cuerpo”, Navarro habla del deseo y la pasión con unas fotografías que conservan todo el potencial poético de su obra.
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Robert Mapplethorpe
Foto: Robert Mapplethorpe
Es probablemente el fotógrafo de desnudo masculino por excelencia. Su colección de espaldas y torsos son un clásico con el que Robert Mapplethorpe reivindicó el cuerpo del hombre como objeto artístico para la fotografía, ya que de hecho la suya se rige por cánones de belleza clásicos y renacentistas. Si bien en algunos casos la iluminación es importante, el neoyorquino da más importancia a la pose y los detalles de los cuerpos bien moldeados de sus modelos.
Los protagonistas de sus series son hombres jóvenes de aspecto apolíneo provenientes del mundo de la pornografía. Mapplethorpe utilizó el desnudo masculino en gran medida para dar voz al movimiento de gais y lesbianas al que él mismo pertenecía. Dentro de ese contexto debe encuadrarse uno de sus autorretratos más conocidos en el que aparece sodomizándose con un látigo. Una imagen rompedora e irreverente realizada a principios de los años 80.
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Jan Saudek
La obra de Jan Saudek es una de las más sólidas del género de la fotografía erótica. A lo largo de toda su carrera el artista checo se ha caracterizado por mantener un aspecto visual de connotaciones kitsch y barrocas provenientes del coloreado manual que aplica a sus imágenes. También el contenido de sus fotografías se mantiene fiel a unos patrones en los que el fetichismo y los juegos eróticos son muy explícitos.
Más allá de la gran variedad de mujeres que retrata, de la escenografía y de una estética inquietante, lo que realmente marca el estilo propio de Saudek es la representación que propone en sus fotografías. Cada acto sexual, cada sumisión, cada fetiche, cada alegoría a la muerte y la lujuria son una forma de entender la vida, una representación de sus propias emociones.
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Helmut Newton
Foto: Helmut Newton
Los desnudos de Helmut Newton tienen dos características primordiales que lo han catapultado a la categoría de gran mito –uno de ellos- de la fotografía de desnudo. Por una parte, la gran carga erótica que desprenden sus instantáneas de modelos semidesnudas. Por otra, esa sensualidad, casi de oficio, que se deja entrever en la actitud desinteresada y con aires de suficiencia de las modelos que posan desnudas.
Newton fue un maestro en el juego de unir el glamour y el lujo a la provocación mediante el uso de la sensualidad en situaciones aparentemente poco apropiadas. Son una marca de la casa las modelos que posan desnudas en suntuosas mansiones, como la sesión que hizo con –de nuevo- Charlotte Rampling en un hotel de Arles en 1973, o la fotografía de una modelo que pasea de noche con un abrigo de pieles que tan solo le cubre el torso.
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Rita Lino
El erotismo es un elemento mucho más cotidiano de lo que reconoce explícitamente la sociedad moderna, y esto es algo que Rita Lino aprovecha para construir una obra. Ella es la protagonista de sus series fotográficas, pero esas imágenes están abiertas a la libre interpretación del espectador: “Soy lo que tú quieres ver. Muestro lo que no soy”, sentencia en su página web. Y la portuguesa se muestra sin pudor ante la cámara.
El resultado es una suerte de diario intenso donde el erotismo manda prácticamente en cada faceta del día a día y se plantea como un elemento recurrente en su vida. Rita Lino juega indistintamente a mostrar e insinuar, hace uso por igual del espacio público y privado, y en su rostro suele adivinarse una cierta apatía. Una obra muy consistente en el plano visual, en la que abundan los tonos fríos, los planos medios, los desenfoques, el flash directo y el uso indiscriminado de formatos variados.
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Eugène Durieu
Fotografía de Durieu hecha a petición de Delacroix, junto a los esbozos de este. | Foto: Eugène Durieu / Eugène Delacroix
Quizás alguien pueda pensar que es aventurado tildar de eróticos los desnudos de Eugène Durieu, pero no hay que pasar por alto la subjetividad del término, inevitablemente ligado a los cánones de belleza temporales. Y aquí hay que tener en cuenta el contexto histórico, ya que estas imágenes son daguerrotipos de mediados del siglo XIX, con lo que casi se puede considerar al francés como el primer fotógrafo con un trabajo consistente sobre el cuerpo humano desnudo.
Las fotografías de Durieu tienen además una importancia artística capital: muchos de los modelos -masculinos y femeninos- que posaron para él fueron posteriormente pintados por Eugène Delacroix. De hecho, el autor del famoso lienzo “La libertad guiando al pueblo” afirmó en su “Diario” que la fotografía era una bendición para el arte, y no tuvo problemas en admitir que utilizó los daguerrotipos de su amigo para alguna de sus pinturas. Delacroix incluso ayudó en alguna ocasión a Durieu en la iluminación y la preparación de las poses para sus sesiones.
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Terry Richardson
Aunque la etiqueta de fotografía de moda es la que mejor define la obra de Terry Richardson, es obvio que le queda pequeña. Retratista por excelencia de celebrities, sus imágenes de estilo directo y descuidado, a menudo con un golpe de flash y una escenografía que raya lokitsch, han ayudado a consolidar y a proyectar las carreras de varias modelos.
Pero es su actitud con los personajes que fotografía -sobre todo con las chicas más jóvenes- la que le ha ayudado a ganarse fama y estilo y a labrarse polémicas por igual. Descarado, transgresor, irreverente y provocador, el neoyorquino ha tenido que afrontar varias acusaciones por acoso sexual. Y es que sus sesiones fotográficas han acabado más de una vez con escenas de sexo explícito –algunas de sus imágenes podrían considerarse pornográficas- protagonizadas por él mismo y las modelos.
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Horst P. Horst
Foto: Horst P. Horst
La elegancia del minimalismo en el mundo de la fotografía de moda tiene en Horst P. Horst a uno de sus primeros exponentes. Y como suele ocurrir con los fotógrafos de moda, sus incursiones en el género del desnudo fueron frecuentes. A lo largo de toda su carrera el alemán realizó varias imágenes con un alto contenido erótico y un estilo que evoca fácilmente al autor de la sensual espalda con corsé de Mainbocher.
Pero fue al inicio de su andadura como fotógrafo, desde finales de los años 30 y hasta principios de los 50, que Horst P. Horst realizó algunas de sus series de desnudos más sensuales. La predominancia de las curvas suaves del cuerpo femenino es un elemento que recuerda al art nouveau, mientras que en sus desnudos masculinos tiende a imágenes más duras y contrastadas, realizadas habitualmente en clave baja. Su serie de odaliscas -que recuerdan las pinturas de Ingres- son posiblemente las más eróticas y elaboradas.
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Nora Ness
Que el fetichismo y el erotismo están íntimamente relacionados es innegable. Tacones de aguja, lencería fina, bisutería y látex son los elementos principales en las fotografías de Nora Ness, que se fotografía a sí misma ante un espejo, lo que incluye cierta dosis de narcisismo e incluso de voyerismo.
Las suyas son unas imágenes muy explícitas. El hecho de ser a la vez fotógrafa y protagonista la convierte en una autora decididamente provocadora. Aunque algunas de sus fotografías dejan poco espacio a la imaginación, su punto de vista femenino deja vía libre a la fantasía del espectador, muchas veces masculino.
Artículo de Iván Sánchez publicado en www.quesabesde.com
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