Roger Ballen, fotógrafo. "Ni tú ni yo tenemos idea de lo que es la realidad".
Más cerca de una ficción escenificada que del puro documentalismo, los trabajos de Roger Ballen no dejan indiferente a nadie. Las fotos que ha hecho a lo largo de dos décadas de las zonas más marginales de Sudáfrica le han valido el calificativo de autor de culto. Con la reedición de “Outland”, su libro más popular y rompedor, y la realización del vídeo extrañamente bello y turbador que lo complementa, este fotógrafo afincado en Johannesburgo vuelve a estar en el ojo del huracán. Recientemente hablamos con él en una entrevista en la que nos deja claro que detrás de su aparente locura hay mucho trabajo y talento.
Unas semanas atrás la editorial Phaidon reeditó tu libro más famoso, “Outland”. ¿Qué novedades vamos a encontrarnos en esta nueva edición?
Efectivamente. El libro cuenta con una nueva edición que se puso a la venta en abril. También lanzamos un nuevo vídeo llamado “Roger Ballen’s Outland”.
Hay tres cosas diferentes en esta nueva edición del libro. En primer lugar, hay 45 fotos nuevas que no estaban en la primera edición. La mayoría son imágenes que hasta ahora no se habían publicado. En segundo lugar, es un libro mucho más grande. Las fotos se han impreso a un tamaño mayor que antes. Y en tercer lugar, incluye un ensayo de Elisabeth Sussman, comisaria del Whitney Museum of American Art de Nueva York. Además, la impresión es mucho mejor que en la primera versión, y eso es algo que los lectores saben apreciar.
¿Cómo se complementa ese vídeo con la segunda edición del libro?
Creo realmente que la mejor forma de expandir el conocimiento de la gente que conoce tu trabajo es con trabajos así, con vídeos como este. Cuando realicé el vídeo musical “I Fink U Freeky” para el grupo Die Antwoord, aprendí más de ellos que de cualquier otra fuente y me di cuenta del poder que tienen los vídeos en el mundo de Internet y en el mundo en el que vivimos.
El vídeo que he realizado para “Outland” es una manera de complementar mi fotografía. No hago vídeos para promocionar el libro; es una pieza artística más.
“Outland” realmente marca un antes y un después en tu carrera. Fue aquí donde pasaste de la fotografía documental a una fotografía más artística en la que se mezclan realidad y ficción.
Sí. Durante esa época me mostré más como un artista que como alguien que documenta los aspectos de la realidad que le rodean. Con este libro empecé a interactuar con los sujetos de una manera muy teatral, y a través de esta relación teatral creé una estética única que evoluciona con esta interacción. Una interacción que es común en la condición humana, de varias formas.
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¿Qué fue lo que te llevó a dar el salto de la fotografía documental a esta otra más artística?
Casi todo lo que he hecho durante los últimos años ha pasado de un modo muy gradual, paso a paso. Probablemente este cambio se produjo por el hecho de fotografiar a gente, y en lugar de hacer las cosas siempre de la misma manera pensé que podía probar cosas nuevas. Hice fotos que me gustaron y seguí por ese camino. Fue un cambio de estilo muy gradual de resultas del hecho de hacer fotos.
Es muy importante tener en cuenta que en mi carrera nunca he utilizado las palabras. Nunca tengo una idea verbal de lo que quiero hacer. Incluso cuando voy a hacer fotos no pienso en nada. Simplemente llego al lugar y hago fotos. No soy una de esas personas que intenta definir verbalmente la intención de sus trabajos. La intención de mi trabajo es generar fuertes declaraciones psicológicas.
Tus imágenes tienen una fuerza visual inaudita. Cuando alguien ve “Outland” y las fotos que componen el libro puede ver belleza en ellas. Aunque no es la belleza estándar a la que nos han acostumbrado los medios durante años.
Estoy completamente de acuerdo contigo. Mucha gente cree que estas imágenes son turbadoras porque no están integradas en su propia identidad, pero yo creo que tienen una espontaneidad, una singularidad y un propósito que muestran el mundo de un modo muy profundo. Hablan de la condición humana de un modo muy conciso, y eso es algo muy revelador. Muestran aspectos muy importantes de la condición humana basados en lo absurdo.
Cuando miro esta serie recuerdo que mucha gente al principio creía que las imágenes hablaban de la pobreza en Sudáfrica. Estamos hablando de una época en la que el país salía en las noticias y se hablaba de las diferencias entre blancos y negros. El libro se interpretó como un documento de los blancos en Sudáfrica, y no es así.
Cuando la gente me pregunta por este proyecto en concreto y cuáles fueron mis influencias, yo hablo de Samuel Beckett, Harold Pinter o Eugène Ionesco. Estas son las personas que influenciaron mi estética en esa época, cuando creé este teatro de la absurdidad sobre la condición humana.
Vídeo de Roger Ballen realizado con motivo de la reedición de "Outland".
¿Es eso lo que hace que tus fotos sean tan hipnotizadoras? Hablan de una realidad que parece ficción.
Las mejores fotos son aquellas que quedan grabadas en la mente de una persona antes de que esta abra la boca. No quiero alardear ni presumir de nada, y mucho menos parecer arrogante, pero “Outland” es un libro icónico y sus imágenes se quedan en las mentes de las personas porque hablan de algo fundamentalmente arquetípico; esconden algo puro. Esa es la razón de que tengan ese impacto en el espectador. El modo en que funcionan la mente y el subconsciente… Eso es un misterio para mí y el resto del planeta.
Creemos que podemos controlar quiénes somos, pensamos que tenemos control sobre cómo actuamos, pero al final todo es una ilusión. De eso trata la absurdidad. Nada tiene sentido porque al final no entendemos nada acerca de dónde venimos ni hacia dónde vamos. Lo único que podemos hacer es darle sentido a la realidad que nos rodea, pero estamos condenados al destino.
¿Es posible capturar ese preciso momento en el que uno no sabe de dónde viene ni qué le espera?
Lo que realmente se ve en estas fotos es a gente interpretando ciertos papeles de forma absurda. Lo que se ve es algo trágico y cómico a la vez. Eso las hace bellas.
¿Te gusta transmitir un mensaje claro con tus fotos o también el espectador debe poner de su parte?
No puedo predecir cómo saldrá la foto. Simplemente las hago y durante esos momentos mi mente se concentra de un modo especial para buscar y encontrar cosas muy concretas. Así puedo crear imágenes con esta estética. Cuando sales ahí fuera a hacer fotos todo se reduce a una realidad visual, sin palabras de por medio. Siempre digo lo mismo sobre este tema: la cámara no tiene orejas.
La gente se suele sentir decepcionada con sus fotos. Ven algo bonito, le hacen una foto y luego no es lo que querían ni lo que imaginaban. Y eso pasa porque no entienden la dinámica de la cámara, de la película o de la tecnología digital. No saben construir una lógica visual y sus imágenes suelen ser incoherentes.
La mayor parte de la fotografía y el arte contemporáneo no sorprenden en ningún aspecto. Es algo que hemos visto miles de veces y que no nos cuenta nada sobre nuestra identidad. Es como mirar una nube que pasa por el cielo. Y es una lástima. Hay tantas fotos hoy día que la gente no se centra en conseguir entender los niveles más profundos de la realidad.
¿Estamos creando simples metáforas con nuestras imágenes, entonces?
Ni siquiera eso. Son simples instantáneas. Copiamos lo que hemos aprendido que debe ser bonito, lo que nos ha llegado de otros medios o de Hollywood, por ejemplo.
Llevo 50 años en esto y es muy difícil crear sentidos más profundos en la fotografía. Es muy complicado crear fotos únicas que la gente no haya visto antes. No es algo que se consiga saliendo a la calle un día cualquiera y disparando unas cuantas veces. Hacen falta años y años de duro trabajo y pasión para conseguirlo. Y hay que haber nacido con cierto talento.
En mi caso, nunca hubiera conseguido nada en unos Juegos Olímpicos. Ni siquiera cuando tenía 20 años; nunca hubiera ganado nada. No tenía talento para eso, ni para otras muchas cosas. Uno nace con ciertas habilidades y hay que descubrir cuáles son.
Videoclip de "I Fink U Freeky", realizado por Roger Ballen para el grupo Die Antwoord.
Entonces, para ser un buen fotógrafo, ¿hace falta tener una visión especial o diferente del mundo?
Sí, pero eso se dice muy rápido. Además, diferente no es la palabra, pues entonces sería como crear una nueva hamburguesa o una rosquilla diferente. ¿Y qué? Has creado una rosquilla de frambuesa en lugar de una de chocolate. ¿Y? Lo que realmente importa es el mensaje y no el hecho de que sea distinto.
En ocasiones has definido tu fotografía como ficción documental.
Yo no diría que es documental. A decir verdad, no estoy seguro de esas palabras ni de su realidad natural. Efectivamente documento a un grupo de gente que físicamente está allí y luego transformo el momento en algo que va más allá de lo físico. Pero es más complicado de lo que parece a simple vista.
Hoy en día la línea que separa la realidad de la ficción es muy difusa.
La realidad es difusa: ese es el problema. Ni tú ni yo tenemos idea de lo que es la realidad. Esa es mi conclusión después de 65 años. Ni siquiera voy a decir que entiendo de qué va la realidad, porque es algo que no he conseguido en toda la vida.
Ya que lo dices, creer todo lo que nos cuentan los medios puede ser una actitud un tanto peligrosa.
Muy peligrosa. El mundo es un enorme caos: demasiados medios, demasiada tecnología. Yo sigo utilizando película en blanco y negro, y cuando estaba en la universidad ni siquiera tenía una calculadora. He tenido la suerte de poder salir a la calle a hacer fotos, viajar y aprender de mis experiencias. Los medios son algo muy sofisticado, y muchas personas creen que están arriba del todo cuando en realidad la mayoría somos simples peones de fuerzas humanas mayores.
Lo cierto es que estamos saturados de imágenes. Nos llegan de todas partes y de todas las maneras imaginables. ¿Cómo afecta eso a la fotografía?
Ahí está el problema; el problema real. Para mí la fotografía fue una afición hasta que cumplí los 50. Entonces me dediqué a ello de un modo más profesional, a partir del año 2000. No éramos muchos, y antes menos. Pero después, con la tecnología digital, la cosa se expandió de modo exponencial.
Ahora mismo es muy difícil para un joven fotógrafo crear fotos que se distancien del resto. Hay tanto material ahí fuera… Y aunque hay gente que sabe promocionar muy bien sus trabajos, son proyectos que desaparecen rápidamente.
Hay más canales que nunca para mostrar un trabajo fotográfico, y sin embargo parece casi imposible vivir de ello.
Es muy difícil. Mi consejo a los jóvenes fotógrafos es que si quieren dedicarse a esto, necesitan otro trabajo. Es lo que hice yo. Me saqué un doctorado en Geología y me dediqué a ello durante 30 años. En fotografía yo era mi propio jefe: hacía las fotos que quería y vivía de otra cosa. Si quieres vivir de tus fotos, es muy difícil.
¿Cómo ves la fotografía dentro de diez años?
Más de lo que ya tenemos ahora. Más saturación. No puedo predecir por qué caminos irá la tecnología, pero es obvio que la tendencia va a más y más [fotos], porque no hay coste alguno en hacerlas. La gente necesita un medio que le sirva para concretar su vida, y la fotografía es ese medio. Facebook es otro. Es así como la gente se define a sí misma, como se aferra a su identidad.
No es fácil vender algo que miles de personas también están vendiendo. ¿Cómo consigues que tu producto se defina y sea distinto del resto?
¿Con habilidad y un poco de suerte?
Habilidad, suerte y mucho trabajo duro.
Con tal saturación de imágenes, ¿conservará la fotografía su esencia y su poder para impactar en nosotros o esa batalla ya la ha perdido?
No lo sé. La gente está saturada de imágenes y vídeos, pero hay fotos muy populares, y los vídeos en YouTube son vistos por millones de personas. Siempre habrá nuevas fotos que se presentarán de distintos modos, ya sea para promocionar alguna u otra cosa. Pero no es fácil definir qué es lo que tendrá valor o no.
Cuando hiciste la foto de la portada de “Outland” viviste uno de los momentos más tensos de tu carrera. ¿Qué ocurrió exactamente?
Es una foto que nunca podría repetir. Me encontraba en un edificio ocupado ilegalmente, lleno de gente con drogas y sin dinero. Ya había estado allí antes y no había tenido ningún problema. Pero ese día no me di cuenta de cómo habían empeorado las cosas.
De repente llegaron unos hombres con martillos y empezaron a dar golpes en las paredes y me amenazaron con matarme y robarme la cámara. Imagino que habían tomado drogas, y tuve la suerte de que en un momento dado salieron fuera. Entonces yo le dije a mi asistente que teníamos que salir de allí a toda prisa.
Fue una de las peores situaciones que he vivido. Estaba en el espacio de otras personas y no había nadie allí que pudiera ayudarme. Nunca he tenido problemas allí donde he trabajado, pese a las circunstancias y condiciones de vida del lugar, pero allí sentí que no podía hacer nada
Foto: Roger Ballen
¿Cómo se mantiene la calma en una situación así?
Te acostumbras. Por naturaleza estoy siempre calmado. No podría hacer lo que he hecho si no tuviera esta habilidad para estar tranquilo mientras trabajo. Suelo gustar a la gente y no causo problemas. Los lugares en los que he trabajado no son fáciles, y uno tiene que estar siempre con los ojos muy abiertos.
¿Qué tiene que tener una historia para que te llame la atención?
No funciono de esa manera. A mí me gusta crear imágenes con fuerza. El otro día estaba en Japón y una persona me preguntó qué significaban mis fotos. Yo le contesté que si podía definir mis fotos, entonces no eran buenas fotos.
Eres de los que dejan que la historia se cuente por sí sola.
Sí. La foto cuenta su propia historia; yo no tengo nada que añadir.
Tu fotografía parece ir directa a la abstracción.
Sin duda. Cada vez es más abstracta, las imágenes son cada vez más complejas y visuales. Esa ha sido la tendencia de los últimos años.
Aun así, para hacer fotos como las que aparecen en “Outland” hace falta conocer un poco la historia de sus protagonistas.
Algunas de las personas que retraté para el libro las conozco desde hace más de 20 años, pero eso no te ayuda en nada. Como siempre digo, sal a la calle y busca a alguien con quien sentarte y hablar durante horas. Y entonces, ¿qué haces con la cámara?
Vale, has hablado con esa persona, te ha explicado que no tiene dinero, que se quiere suicidar, que su padre está en prisión… Si quieres crear una imagen tienes que lidiar con la realidad visual; no puedes hacer nada con la historia. Puedes estar mirando una foto de alguien que ha matado a otra persona y no tener ni idea.
En algunos de tus trabajos también has utilizado dibujos. ¿Cómo se integran en la obra final?
Los dibujos crean otro nivel de significado, de realidad en la foto. Tienen una esencia propia. Añaden complejidad y significado. Parece algo simple, pero los dibujos tienen que estar integrados en la imagen; no son simples garabatos encima de la foto.
También tienes una fundación. ¿Qué puedes contarnos sobre ella?
El trabajo de mi fundación es promover la comprensión de la fotografía en Sudáfrica. Con ella intentamos explicar cómo la gente se puede expresar con la fotografía. Hacemos exposiciones, festivales de fotografía, talleres… Es algo muy gratificante, porque mucha gente en esta parte del mundo no tiene acceso a la fotografía como sí se tiene en otros lugares.
Antes hablabas del conocido videoclip que dirigiste para Die Antwoord. ¿Cómo fue esa experiencia?
Fue algo único. Creo que el vídeo en sí es algo único. Ya no soy tan joven y no invierto mucho tiempo viendo cosas así, pero ese vídeo que hicimos tenía muchas metáforas y sentidos ocultos sobre mi arte y sobre la música. Fue algo especial y creo que la gente respeta estas cosas. Por eso fue tan famoso y ha influenciado a tantas personas.
Artículo publicado en www.quesabesde.com por Calvin Dexter