Entrevista al fotoperiodista Mingo Venero, finalista del Premio Internacional de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña.
Desde que la fotografía irrumpió por casualidad en su vida, Mingo Venero ha dirigido su trayectoria hacia trabajos documentales de marcada denuncia social. Como "Silenciosa espera", finalista en la pasada edición del Premio Internacional de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña, que versa sobre la problemática de la migración subsahariana.
En 2003 descubriste tu pasión por la fotografía.
Fue el fotógrafo cántabro Manuel Alcalde quien -como él dice- me metió en el cuerpo el veneno de la fotografía. Sucedió entre febrero y marzo del 2003. Descubrí la fotografía por casualidad: mi novia de por aquel entonces quería aprender fotografía y nos apuntamos los dos al curso.
Mingo Venero visto por Marcelo Aurelio. | Foto: Marcel Aurelio
¿Qué es lo que te llamó la atención de este mundo y por qué decidiste a coger una cámara para documentar lo que sucedía a tu alrededor?
Al principio todo me pareció alucinante: entender todo el proceso fotográfico y toda la teoría, empezar a ver fotos increíbles desde los clásicos hasta ahora… Pero lo que más me fascinó fue el cuarto oscuro, la ampliadora, los químicos, preparar las diluciones, ver surgir la imagen en la bandeja de revelado… Después entendí que la fotografía es un lenguaje, con sus múltiples posibilidades, y empecé a encontrar la manera de contar las cosas que yo quería contar y cómo las quería contar. Ésta fue la clave para saber que quería dedicarme a esto.
¿Es la fotografía un trabajo o una pasión? ¿O son dos conceptos que van estrechamente ligados?
Encontrar algo que realmente te apasione no es fácil. Si además puedes ganarte la vida con ello, te puedes sentir un privilegiado. Por lo general la mayoría de fotógrafos que conozco -y me incluyo también- se puede decir que sobrevivimos económicamente. Pero también es cierto que muchos no cambiaríamos por una mayor estabilidad económica las satisfacciones, experiencias, personas conocidas y por conocer, etcétera, que nos ha ido regalando y nos regalará la fotografía.
¿Para qué sirve la fotografía?
Depende de para quién y del uso que se le quiera dar. Puede servir desde para pasar el rato hasta para ganarse el pan. Algunos la utilizan hasta como terapia personal. La fotografía es un lenguaje, es comunicación. La fotografía es muy amplia, tiene muchos cometidos.
Fotografías de la serie "Silenciosa espera". | Foto: Mingo Venero
¿Y la fotografía documental?
La fotografía documental sirve para hacer partícipe al espectador de lo que ocurre, de lo que te llama la atención, y siempre de una manera personal. Mostrar, comunicar y dejar un documento de ello. Ya sea un paisaje, una ciudad, un lugar, un evento social, una guerra… La fotografía documental también sirve para posicionarse en el mundo y en lo que en él ocurre. Si nos referimos a la fotografía documental que denuncia cualquier situación, acto o historia, el cometido también es despertar conciencias.
¿En qué campo te sientes más cómodo y te desenvuelves mejor? ¿Fotografía documental? ¿Fotoperiodismo? ¿Una mezcla de ambos?
Soy fotógrafo; hay que partir de eso. Efectivamente, soy fotógrafo documental, y mis dos vertientes son el reportaje y la fotografía urbana. Me siento cómodo cuando simplemente fotografío lo que pasa. Bueno, lo que veo que pasa.
Pero últimamente estás más centrado en la fotografía documental que en la urbana.
Bueno, en realidad no es así exactamente. Es cierto que últimamente estoy mostrando trabajos documentales que he ido desarrollando tiempo atrás. En cuanto a la foto de calle nunca me he centrado en ella; es decir, no salgo a hacer fotos por la calle, sino que siempre llevo la cámara encima en mi día a día, con mis amigos, cuando viajo... Así que si veo algo que me llama la atención, hago fotos.
Fotografías de la serie "Silenciosa espera". | Foto: Mingo Venero
¿Es la fotografía el medio más poderoso para hacer reportajes de denuncia?
Depende de dónde se muestren. En prensa escrita, en papel, seguro que un reportaje con imágenes tendrá más impacto que sin ellas. En otras plataformas como Internet, exposiciones, etcétera, creo que compaginar la fotografía con el vídeo puede ayudarte a contar partes de la historia que únicamente con la fotografía no se pueden explicar del todo. El poder que puede tener la imagen es algo que todos conocemos. Hay fotografías ahora icónicas que en su momento tuvieron el poder de cambiar algunas cosas.
¿Sigue conservando la fotografía el poder de impactar, sorprender y cambiar el mundo?
De impactar y sorprender, seguro. Lo de cambiar el mundo lo veo más complicado. Llegar a remover las conciencias de los que pueden cambiar las cosas puede pasar, pero aun así creo que poco iban a querer cambiar las cosas los que han querido que las cosas sean como son. Lo que no podemos dejar de hacer es mostrar lo que ocurre en el mundo.
¿Se cuentan mejores historias en blanco y negro que en color?
No, ni mejor ni peor. Son lenguajes diferentes, nada más que eso.
Fotografías de la serie "Silenciosa espera". | Foto: Mingo Venero
Eres uno de los cofundadores del colectivo Calle 35. ¿A qué os dedicáis?
Somos un colectivo de fotografía urbana y nuestra principal finalidad es divulgar esta fotografía. Lo que pretendimos al formar el colectivo es que Calle 35 fuera un punto de unión para los apasionados de la foto de calle en España porque no había ese lugar. En cuanto a las actividades que realizamos, regularmente estamos impartiendo talleres, realizando exposiciones y tenemos actividad semanal en el blog.
Este año fuiste uno de los finalistas del Premio Internacional de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña con el proyecto “Silenciosa espera”, que a su vez fue galardonado con el premio REVELA.
He tenido la suerte de ser finalista del Valtueña, y este premio dio mucha más visibilidad a la problemática de la que trato en mi proyecto. El premio REVELA es un ejemplo de lo que debiera ser un premio en el que se trata un tema social, ya que el premio de este concurso se destina íntegro a la asociación que desarrolla la ayuda a la comunidad o a personas retratadas en el reportaje fotográfico. En mi caso participé con Médicos del Mundo (Bélgica) y han recibido 25.000 euros para su proyecto en Marruecos en ayuda médica a los migrantes subsaharianos.
“Silenciosa espera” es el tercer capítulo del proyecto “Errantes por un sueño”, que vengo realizando desde hace varios años. El proyecto trata sobre la migración subsahariana a Europa, y en este capítulo muestro la estancia de los migrantes en Marruecos.
Las condiciones en las que viven estas personas en Marruecos son muy duras: sufren agresiones policiales, robos, violaciones… y no se hace casi nada por cambiar las cosas. Las alianzas de los gobiernos hacen que se pasen por alto las continuas violaciones de los derechos humanos que allí ocurren. Es muy triste que se permita que ocurran estas cosas.
Pareces desenvolverte con mucha soltura en el mundo de la fotografía de calle ostreet photography. ¿Están los teléfonos móviles destinados a convertirse en la mejor herramienta en este tipo de tareas o todavía queda sitio para un buen 35 milímetros pegado a una telemétrica?
Antes de nada, un inciso: he de decir que no me gusta el concepto street photography. Sé que es un anglicismo que en estos momentos está de moda, pero prefiero decir fotografía urbana. Respondiendo a la pregunta, las cámaras que se utilicen son el mero instrumento para fotografiar.
Los móviles están siendo utilizados por todo el mundo y la verdad es que se ven fotos magníficas realizadas con ellos. Sin embargo no creo se vayan a convertir en la mejor opción. Serán una más, y entre estas opciones siempre habrá para elegir un cuerpo con un objetivo.
¿En qué estás trabajando ahora mismo?
De trabajo personal continúo con el proyecto “Errantes por un sueño”, y por otra parte siempre voy con la cámara encima, así que voy añadiendo fotos de calle al archivo. Mi amigo David Salcedo me dice que tengo que parar un poco y revisar archivo, así que ése debería ser mi siguiente trabajo.
Junto con David estamos montando una historia que se va a llamar "Territorios Libres" y de la que pronto tendréis noticias. Con Calle 35 estamos trabajando en la edición de una colección de libros de autor, y en estos momentos estoy trabajando en la selección y edición de la misma.
¿Qué foto clásica te gustaría que llevara tu firma?
¿Solo una? Hay muchas fotos que me encantan de los clásicos; es difícil elegir una. Pero si tengo que elegir alguna foto, seguramente sería de Koudelka o de Doisneau. Sin embargo, creo que hacer una buena foto puede ser relativamente sencillo. Todos tenemos alguna foto buena. Así que en vez de elegir una foto quizá buscaría un trabajo o algún proyecto, y en este caso los trabajos de Koudelka me interesan mucho.
¿Existe la foto perfecta?
Si hablamos en términos de composición, seguramente todas las fotos se podrían mejorar en parte, pero para mí no es primordial el aspecto compositivo. Si una foto no me llega emocionalmente, no me vale que la composición sea perfecta. Será una muy buena foto, pero sin alma. Para decir si existe esa foto perfecta habría que saber para quién o para qué esa foto es perfecta.
¿Qué convierte a una buena foto en una foto excelente?
Precisamente lo que comentaba anteriormente: una foto se puede convertir en excelente por lo que te pueda llegar a generar. Para mí eso es importantísimo: conseguir transmitir emociones, sentimientos… Por otra parte, también se puede considerar excelente una foto cuando congela un instante único, irrepetible e increíble, por ejemplo. Pero estamos hablando de opiniones y gustos, y lo que para mí puede ser una foto excelente puede que para otro sea una buena foto sin más.
¿Cómo ves las polémicas que suele levantar el uso de Photoshop en la fotografía? ¿Debería haber restricciones?
El Photoshop es una herramienta más. Tú pones los límites. No creo que tenga que haber restricciones mientras se sea honesto o no se manipule cuando no sea ético o profesional hacerlo, o cuando no esté permitido.
En el ámbito de la fotografía documental la manipulación no se entiende, ya que se trata de mostrar la realidad. Hay medios de comunicación y concursos que ponen unos límites y me parece correcto que sea así. Si, por ejemplo, en vez de fotografía documental hablamos de fotografía creativa, collage, etcétera, no creo que el uso de Photoshop genere ninguna polémica. Así que creo que la honestidad con lo que se hace y su fin es la clave para que no haya polémica alguna.
¿Cómo va a evolucionar la fotografía documental en los próximos años?
Se están creando plataformas de contenidos documentales de gran calidad. Creo que el futuro del documentalismo va a ir en ese sentido.
¿Y el fotoperiodismo? ¿Tiene futuro tal y como lo conocemos o va a dar un giro inesperado en los próximos años?
Todos sabemos que el fotoperiodismo no está pasando por su mejor época. Se sigue haciendo fotoperiodismo y de muy buena calidad, lo que ocurre es que estamos viviendo una transición en cuanto a los medios de comunicación para que los reportajes lleguen a la gente.
El fotoperiodismo está evolucionando y se van a encontrar vías para poder financiar la prensa por Internet. Imagino que llegará un momento en que quien quiera ver buen fotoperiodismo pague por ello en diferentes plataformas, básicamente como se ha hecho siempre con los periódicos y las revistas. Es muy triste que los medios que quieren material gráfico para web no valoren el trabajo de los fotoperiodistas y pretendan conseguirlo de forma gratuita.
¿Qué tiene que tener un proyecto fotográfico documental para que te fijes en él y capte tu interés?
Por lo general un proyecto documental lo que más necesita es tiempo. Tiempo para dedicarle, para empatizar con las personas, para hacer crecer el proyecto. Con ese tiempo el reportaje va a tener más peso emocional y seguramente la historia va a estar mejor contada. Cuando un fotógrafo ha dedicado tiempo a un trabajo eso se nota.
Muchos piensan que, por lo general, una buena historia documental tiene que ser dramática. Eso no es cierto, y critican a los fotógrafos por querer mostrar solo miserias, como se suele decir. Quizá lo que ocurre es que a cierta gente le duele y no le gusta ver ciertas realidades. Por eso se suelen recordar este tipo de historias más duras, porque captan más nuestro interés.
¿Y qué tiene que tener una historia para que quieras fotografiarla y darla a conocer al resto del mundo?
Lo fundamental es que me motive de una manera emocional e ideológica. Si no empatizo con una historia, seguro que habrá otra persona que lo contará mejor. También me interesan las historias de superación y denunciar injusticias. En nuestra vida diaria también hay historias que puede ser interesante documentar, historias cotidianas, del día a día. Solo hay que verlas: si se hacen con cariño y dedicación saldrá una buena historia visual.
A lo largo de la historia ha habido grandes maestros de la fotografía documental. ¿Quiénes son tus ídolos?
Ídolos no tengo, ni en la fotografía ni en ningún otro aspecto de la vida. Son personas normales que han trabajado duro por un fin. Eso es lo que podría ser digno de admirar, pero tanto como para que sean ídolos… Hay trabajos documentales admirables, eso también.
Tengo muy mala memoria para los nombres, tanto de fotógrafos como de trabajos documentales. Seguro que por Internet se encuentran las listas de los fotógrafos y trabajos documentales más representativos de la historia, y esas listas seguro que son más fiables de la que yo pueda dar. Ya he nombrado a Koudelka, pero hay muchos otros.
¿Cuándo sabe uno el momento en el que dar carpetazo a una historia y empezar una nueva?
Esto es algo que es muy complicado de decidir en determinadas historias. Hay reportajes que tienen un principio y un final porque se producen en un determinado espacio de tiempo, pero la gran mayoría de las historias que se suelen documentar se podría decir que no tienen un final, o que por lo menos no es cercano. Ahí el fotógrafo es el que tiene que decidir cuándo cerrar un reportaje y pasar a otro o retomarlo con el paso del tiempo.
El caso de mi proyecto "Errantes por un sueño", por desgracia, es un reportaje cuya historia jamás va a acabar. Siempre va a existir migración clandestina mientras exista tanta desigualdad en el mundo, lo que provoca hambre, enfermedades, guerras... entre otras cosas. Se podrían contar pequeñas historias con principio y final dentro de la migración clandestina, pero el tema principal no va a tener final.
Lo de contar historias a través de la fotografía, ¿es algo innato o se aprende a golpe de obturador?
Imagino que el proceso de cada persona puede ser diferente. Hay fotógrafos importantes que vienen de familias de fotógrafos, otros que tomaron la fotografía a mediana edad, otros que primero estudiaron en escuelas de fotografía… Lo que sí que he notado es un rasgo común en los fotógrafos documentales: son buena gente, así que algo deben llevar dentro para decidirse a contar historias. Siempre digo una frase a mis alumnos: aprender se aprende en gerundio. Es decir, que a fotografiar se aprende fotografiando.
Algunos fotógrafos se interesan por las historias para conocer el final de las mismas, otros quieren disfrutar del viaje y aprender algo nuevo. ¿Con qué te quedas tú?
Me quedo con las personas que he conocido y con las experiencias vividas. Me interesa mostrar y comunicar, y sobre todo después de ello me quedo con la esperanza de llegar a remover las conciencias de la gente, sobre todo de las que tienen el poder para cambiar las cosas para que en todo el mundo se pueda vivir de una manera digna. ¿Una utopía? Creo que no.
¿Qué te ves haciendo dentro de diez años? ¿Seguirán existiendo las cámaras de siempre o iremos todos con las Google Glass?
¡Sí, y todos iremos en naves espaciales! No, pienso que las cámaras seguirán existiendo por muchos años; nosotros no las veremos desaparecer. ¿Qué estaré haciendo dentro de diez años? No sé lo que voy a estar haciendo dentro de dos meses… Espero que de aquí a diez años pueda seguir decidiendo lo que quiero hacer, que pueda seguir haciendo lo que me gusta.
¿Algún consejo para aquellos que quieran seguir tus pasos?
Que me adelanten por la izquierda, que yo voy despacito. En la era de la inmediatez en la que vivimos un buen consejo sería dejar reposar un poco las fotos, analizarlas, reflexionar y después mostrarlas.
Por otra parte, el error principal que he cometido es no moverme más por el mundo, así que mi consejo es que viajen todo lo que puedan.
Artículo publicado en www.quesabesde.com