Radio Albayzín

jueves, 5 de junio de 2014

La ecualización en las mezclas musicales


La Ecualización en las Mezclas musicales.

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Después de la pequeña introducción a la ecualización y a los procesadores de dinámica del artículo anterior, en la cual, muy a pesar nuestro, fue necesario soltar bastante “rollo” teórico, llegamos al punto en el que se hace necesario dar algunos consejos prácticos para poder sacar todo el rendimiento a lo explicado anteriormente. Espero que hicierais caso de lo dicho en ese artículo, y que llegados aquí tengáis claro el funcionamiento teórico tanto de ecualizadores como de puertas y compresores, y que hayáis tenido el detalle de hacer algunas pruebas sobre vuestras propias pistas para asentar bien los conocimientos teóricos. Si no es así, antes de seguir leyendo el artículo, os recomiendo que busquéis el capítulo anterior y no volváis aquí hasta que no dominéis lo explicado allí.
En ningún momento mi intención es la de sentar cátedra sobre cómo se debe ecualizar o modificar la dinámica de vuestras pistas durante la mezcla. Simplemente mi intención es la de aconsejaros cómo debéis afrontar estos procesos tan complejos con sentido, y sin que os deis cuenta a la larga de que habéis adquirido malos hábitos. Tampoco tengo la intención de descubrir Jauja ni quiero que penséis que después de leer esto vais a ser tan buenos como los grandes profesionales que llevan años y años trabajando haciendo mezclas. Mi intención es simplemente la de haceros ver algunas técnicas habituales que usamos los profesionales, y que sean lo bastante claras para que podáis aplicarlas para mejorar el sonido de vuestra música.

¿Para qué tenemos que ecualizar?
Muchos músicos en su estudio casero se enfrentan a una mezcla con la idea de que hay que ecualizar obligatoriamente. Por norma general esto suele ser cierto, pero, ¿realmente saben lo que debe conseguirse con la ecualización? Y si lo saben, ¿saben cómo conseguirlo? No os preocupéis si estáis en ese punto. Todo el mundo cuando empieza con estos temas se pone a toquetear todo el arsenal de cacharros y plugins a lo loco sin tener realmente claro lo que hace cada uno ni lo que hay que conseguir con ellos.

Antes de nada, hay que tener en cuenta que no existen fórmulas milagrosas sobre ecualización. No esperéis encontrar en ningún sitio una tabla milagrosa o ninguna “guía definitiva sobre ecualización”. Lo que si podéis encontrar son consejos sobre cómo conseguir una buena ecualización en una mezcla, pero como pasa con todo lo relacionado con la mezcla, lo que manda son vuestros oídos y vuestra propia experiencia y gusto. Otra cosa a tener en cuenta es que durante el proceso de mezcla, y en especial en lo referente a ecualización, vuestros monitores juegan un papel fundamental. Olvidaos de intentar conseguir una buena ecualización con unos altavoces integrados en un portátil o con unos más propios de menesteres informáticos que de un trabajo de audio, aunque los fabricantes juren que tienen respuesta plana. En mi opinión el monitoraje es el elemento más importante de la cadena de audio, y no debéis tener miedo de gastaros buena parte de vuestro presupuesto en haceros con los mejores monitores que vuestro bolsillo os permita. Si usáis unos monitores mediocres es como si intentarais pintar un cuadro con veinticinco dioptrías de miopía en cada ojo.
Monitores
Con la ecualización durante la mezcla debemos conseguir dos cosas. Por un lado debemos corregir las posibles carencias que tenga una pista. Muchas veces las tomas microfónicas de los instrumentos musicales y de la voz no son todo lo correctas que debieran, ya sea por mala acústica en las salas donde se grabaron, por no haber usado buenos previos, buenos conversores, buenos micrófonos… o lo que es peor, porque el que se encargó de la grabación debería haberse dedicado al noble arte de la panadería (con todos mis respetos hacia los panaderos). También puede ocurrir que las tomas hayan sido realizadas en diferentes estudios. Actualmente se está haciendo cada vez más común, gracias a la magia de Internet, el que un grupo de aficionados hagan un tema conjunto grabando cada uno sus pistas en casa. Imaginad las carencias acústicas de cada estudio, que cada estudio usa un monitoraje distinto, unos previos distintos,… este caso extremo puede dar una idea de lo importante que es la ecualización a la hora de corregir las deficiencias que puedan tener las pistas. Otras veces todo está grabado tan magistralmente que todos los instrumentos suenan de maravilla por si solos. Cuando esto sucede es probable que las pistas tengan componentes frecuenciales que hacen que el sonido de un instrumento en cuestión sea maravilloso, pero que en realidad tengamos muchos componentes que realmente no nos hacen falta. Esto suele pasar cuando trabajamos con instrumentos virtuales, así que muchos de vosotros sabréis a lo que nos estamos refiriendo.
Por otro lado, la ecualización durante la mezcla debe asegurar que los diferentes elementos musicales encajen perfectamente los unos con los otros. Como ya dijimos en el artículo anterior, dos elementos pueden “chocar” debido a enmascaramiento, o simplemente pueden no quedar bien cuando los hacemos sonar juntos. Tened en cuenta que la finalidad de la mezcla es, como su propio nombre dice, la de mezclar. Debemos conseguir que todos los elementos del tema musical trabajen bien en conjunto.

Aparte de estas dos funciones fundamentales de la ecualización durante la mezcla, podríamos añadir una tercera función menos importante que las anteriores. Estamos hablando del uso de la ecualización como herramienta creativa. Por ejemplo, un efecto muy usado es el de simular una voz telefónica o radiofónica. También es muy común el uso de ecualizaciones extremas cuando trabajamos con sintetizadores, ya que podemos crear ambientes, pads y sonidos solistas muy interesantes jugando con la ecualización.

No es mala la idea la de plantearse la ecualización en dos etapas diferenciadas. Por un lado debemos solventar los problemas que presente una pista, y por otro debemos ecualizar la pista para que trabaje bien con las demás pistas.

La técnica del barrido
En esta parte del artículo haremos referencia a aspectos psicoacústicos, los cuales son bastante complicados de expresar en un texto. Los ingenieros de lengua inglesa suelen hablar de cosas como boxy, muddy, boomy,.. para describir cualidades de un sonido, lo cual suena bastante bonito y refinado. Intentaré ser descriptivo en este aspecto; sin embargo, la mejor forma de que comprendáis todo es cogiendo una pista, a poder ser de un tema de un CD comercial ya mezclado, y realzar las frecuencias que se indican para ver el efecto que ellas tienen en la percepción.

Lo primero que sería interesante para ponernos en marcha es conocer una de las técnicas más usadas en ecualización. Imaginad que tenéis una pista de guitarra que tiene una resonancia extraña en bajas frecuencias. ¿Cómo podemos buscar las frecuencias que nos están molestando? La técnica más usada para esto es la técnica de barrido.
Veamos cómo lo haríamos en el caso de esa guitarra. En un ecualizador paramétrico configuraríamos una de las bandas a una frecuencia de 500Hz, pondríamos un ancho de banda muy estrecho (del orden de Q=5) y pondríamos una ganancia de unos 8dBs. Lentamente iríamos modificando la frecuencia hacia abajo hasta encontrar el punto donde más se notase esa resonancia molesta. Una vez localizada dejamos la frecuencia fija y jugamos con la Q, cerrando el ancho de banda del ecualizador, y la ganancia hasta que hayamos mitigado los efectos de la resonancia sin que el sonido propio de la guitarra se resienta demasiado.

A medida que vayáis adquiriendo experiencia a la hora de ecualizar os costará menos localizar frecuencias específicas, cosa que al final se llega a hacer sin necesidad de hacer ningún tipo de barrido. Sin embargo en un primer momento no debéis dudar a la hora de usar esta técnica, por muy lenta que parezca, ya que es una técnica sencilla y fiable, aparte de que es necesaria para que vuestro oído poco a poco vaya entrenándose.
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Ten en cuenta siempre que…
A la hora de realizar cualquier cambio de ecualización en una pista, sea cual sea el fin de este cambio de ecualización, debemos tener en cuenta algunas cuestiones importantes sobre el proceso de ecualización.

En primer lugar tenemos que saber que cualquier cambio en unas determinadas frecuencias afectan a la forma en que percibimos el resto de frecuencias. Esto se debe en gran parte por el efecto de enmascaramiento que ya hemos citado anteriormente, el cual se hace más patente en las altas frecuencias, donde los niveles a bajas frecuencias producen enmascaramiento. Por tanto si, por ejemplo, hacemos una atenuación en una pista a bajas frecuencias, lo más probable es que las frecuencias altas después del cambio se perciban más claramente.

También es muy importante tener en cuenta que a la hora de ecualizar es mucho mejor intentar hacer recortes que refuerzos, es decir... es mejor quitar que poner. Esto se debe a que los refuerzos en los ecualizadores producen una coloración no deseable debido a las distorsiones de fase (no preocuparse si no sabéis lo que es una fase, quedaos solo con lo de la coloración). Por tanto siempre que pretendáis hacer sonar algo mejor de lo que estaba, intentad hacer recortes; si tenéis en cuenta el punto anteriormente explicado sobre el enmascaramiento veréis que no es nada difícil. Usad solo refuerzos cuando no os quede más remedio o cuando tratéis de dar al sonido de una pista un carácter que en realidad no tenía originalmente (más adelante veremos esto último).

Cuando hagamos refuerzos a muy bajas frecuencias (por debajo de los 200Hz) debemos tener en cuenta que un refuerzo leve en dos frecuencias es mejor que hacer un refuerzo grande a una determinada frecuencia, ya que vamos a conseguir el mismo efecto obteniendo una coloración menor. En la siguiente sección explicaremos una técnica para conseguir esto.

Por último tenéis que intentar que los elementos principales suenen de la forma más natural y agradable posible. Por ejemplo no forcéis las frecuencias propias de la inteligibilidad de la voz para hacer que se oiga clara y se entienda bien, ya que esto puede hacer que suene de forma estridente. Es mucho mejor intentar ecualizar haciendo recortes en los instrumentos de acompañamiento.

La ecualización correctora
Como ya hemos dicho antes, en muchas ocasiones podemos tener pistas con algunas carencias que debemos corregir. Por otro lado podemos intentar que una determinada pista suene de forma más agradable, por ejemplo haciendo que su sonido tome un cariz que originalmente no tenía. Aunque en esto de la ecualización generalizar es muy peligroso, existen unas determinadas frecuencias que suelen ser bastante problemáticas.

En muchas ocasiones encontramos pistas poco definidas o con un sonido muy áspero. Casi siempre el problema se centra en frecuencias comprendidas entre 300Hz y 800Hz aproximadamente. Podemos hacer un primer barrido, tal y como se explicó anteriormente, desde esos 800Hz hasta los 300Hz para ver en qué punto tenemos ese sonido que hace que la pista no esté bien definida. Una vez localizada la frecuencia que más nos molesta ya tan solo queda el ajustar la Q y el nivel de recorte, teniendo en cuenta que un recorte excesivo puede hacer que la pista pierda todo su carácter. Esto suele ser suficiente para corregir el error, sin embargo en algunas ocasiones seguimos sin estar satisfechos con la definición de la pista. En este caso debemos hacer refuerzos leves (de tan solo 1dB o 2dBs) en frecuencias altas.

En algunas ocasiones puede que un refuerzo en frecuencias muy graves pueda venir bien en algunas pistas para darle grandiosidad al sonido. Por ejemplo un bombo, un bajo o una guitarra distorsionada para heavy metal y sucedáneos puede tomar un carácter potente con tan solo subir unos pocos dBs las frecuencias extremadamente bajas. Como ya dijimos anteriormente cuando reforcemos estas frecuencias es mejor hacer unos pequeños refuerzos en dos frecuencias que hacer un refuerzo grande en tan solo una. Para conseguir esto podemos usar una técnica que popularizaron los ingenieros estadounidenses que consiste en buscar la frecuencia mitad o la frecuencia doble aproximada de la frecuencia que queremos reforzar. Lo primero que debemos hacer es elegir la frecuencia que nos interesa reforzar para darle ese cambio de matiz al sonido. Una vez que hemos elegido la frecuencia, en vez que hacer un refuerzo grande en ella, lo que hacemos es hacer un refuerzo leve, de tan solo 1 o 2dBs. Luego activamos otra banda paramétrica del ecualizador y buscamos la frecuencia mitad, si la frecuencia elegida no es demasiado baja, o la frecuencia doble si la frecuencia elegida es muy baja. Por ejemplo si hemos decidido reforzar en 70Hz podemos subir 1dB en 140Hz, o si hemos elegido, por ejemplo 100Hz para hacer el refuerzo podemos irnos a 50Hz y subir ahí ese decibelio.
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La ecualización como herramienta de empaste
Hay que tener en cuenta que el proceso de ecualización es lo más delicado en una mezcla y es donde un simple cambio puede hacer que una mezcla sea realmente buena. También debemos tener en mente que, aunque en este artículo se explican los diferentes procesos por separado, el proceso de mezcla implica un acto intuitivo e instantáneo, lo que quiere decir que no debemos, por ejemplo, ecualizar ni antes ni después de aplicar los procesos de dinámica. Todo debe fluir de forma natural.

Como ya sabemos, existen diferentes elementos estructurales en una mezcla, siendo la voz, o el instrumento solista, el elemento más importante al que los demás deben dar soporte. Por ello debemos asegurarnos que nada se interpone en el camino de la voz haciendo que, por ejemplo, pierda inteligibilidad, que suene de forma antinatural habiendo tenido que hacer refuerzos de ecualización innecesarios,... En la mayoría de temas musicales populares modernos vamos a tener una base rítmica bien diferenciada y una voz solista (pop, rock, metal, diferentes tipos de música electrónica...) En otras ocasiones esto variará, como por ejemplo en el jazz, en el que en muchas ocasiones nos encontraremos con una base rítmica muy ambiental y en vez de voz una serie de instrumentos solistas. Sin embargo la filosofía no va a variar demasiado, sea lo que sea lo que tengamos que mezclar.

En esta parte me referiré a un tema típico de una banda de pop/rock. Sin embargo podemos extrapolar toda la explicación a cualquier estilo musical con tan solo buscar las equivalencias en los elementos musicales. Lo primero que debemos hacer es conseguir una buena coherencia entre la base rítmica y la voz. Para ello subimos únicamente el bombo y, por medio de lo que se ha dicho hasta ahora, buscamos el sonido deseado. Luego subimos la caja y hacemos lo mismo. Normalmente no suelen existir choques entre el bombo y la caja, pero debemos tener cuidado en encontrar un sonido que en conjunto funcione bien. Luego subimos el bajo, buscamos el sonido deseado y nos aseguramos de que no haya problemas entre el bombo, la caja y el bajo. Es muy importante hacer que estos tres elementos suenen correctamente juntos por medio de ecualizaciones, ya que son los elementos que dan consistencia al tema musical, teniendo que poner especial atención en el empaste entre el bombo y el bajo. Luego añadimos la voz o el instrumento solista y hacemos lo mismo. Hecho esto ya tendríamos la base del tema bien ecualizado, lo cual es lo más difícil de conseguir en una mezcla. A partir de ahí empezaríamos a añadir los demás elementos, haciendo las modificaciones oportunas en las pistas que vamos añadiendo y retoques en las pistas que ya teníamos antes para hacer que todo empaste bien junto.

Lo que debemos conseguir es que el sonido global de la mezcla sea agradable y que sirva a las intenciones musicales del tema. Cada elemento debe escucharse claramente sin que unos elementos estorben a otros. Sin embargo esto no sucede por azar. Lo normal es que a medida que añadamos elementos a la mezcla empiecen a obstaculizarse los diferentes elementos.

Existen dos formas fundamentales de resolver este problema. La más sencilla radica en panoramizarlos elementos que chocan entre si. Por ejemplo, podemos tener una guitarra solista y una rítmica que choquen; la forma más sencilla de solucionar esto sería panoramizar estas pistas de forma que en el camino de una no se interponga la otra. Sin embargo esto se puede hacer en contadas ocasiones; en otro caso, tendremos que meter mano a las ecualizaciones de las pistas. Cuando detectamos un choque lo primero que debemos hacer es analizar la ecualización que hayamos podido hacer hasta ese momento en las pistas. Puede suceder que ambas pistas tengan una ecualización similar en las que exista algún refuerzo en frecuencias similares, o que el refuerzo en una de las pistas a una frecuencia determinada choque con el sonido natural a esa misma frecuencia de la otra pista. Lo que podemos hacer es o mover la frecuencia de refuerzo de una de las pistas un poco hacia arriba o hacia abajo, haciendo que en esa frecuencia no choquen ambas pistas, o haciendo una pequeña atenuación en la pista cuyo sonido natural se interpone a la ecualizada. También puede suceder que una de las pistas tenga una zona en la que hayamos hecho un recorte frecuencial. En ese caso, para que las dos pistas suenen bien diferenciadas podemos hacer un pequeño refuerzo en la otra pista en la misma frecuencia en la que la otra tiene el recorte.

Lo importante es hacer que ninguna pista choque con la otra. Aunque he citado algunas formas de resolver dichas contiendas con el tiempo aprenderás a basarte en tus oídos para tomar las decisiones adecuadas. Muchas veces con un simple refuerzo o recorte de tan solo unos pocos dBs es más que suficiente para solucionar estos problemas.

Consejos (que no mandamientos) sobre la ecualización de instrumentos
En esta sección intentaré hacer un análisis de la distribución espectral de algunos instrumentos más comunes y dar algunos consejos sobre como podemos ecualizarlos correctamente. Tened siempre en mente que cada pista es única, ya que hay un músico diferente, un micro diferente, una acústica diferente, un previo diferente... así que el balance de cada pista, y por tanto su ecualización, también será diferente. Además, tenemos que tener en cuenta que cada tema musical es también único, así que lo que necesita cada pista va a ser distinto en cada caso concreto. Espero que os toméis esta parte del artículo como una referencia que os ayude en el momento en el que os pongáis a ecualizar “con sentido” vuestras propias pistas y no como una “tabla mágica sobre ecualización”, de las cuales debéis apartaros por el bien de vuestras mezclas. Lo mejor que podéis hacer antes de poneros a ecualizar nada es cargar en vuestro secuenciador un proyecto e ir muteando todo excepto el instrumento que vayáis a analizar y que por medio de un ecualizador paramétrico reforcéis y/o atenuéis las frecuencias que vayáis leyendo para ver los efectos que tienen en el carácter de cada instrumento, de tal forma que os quede clara la explicación.

BomboEmpezamos con el bombo. Básicamente el bombo tiene tres márgenes frecuenciales bien definidos. En la parte más baja del espectro tenemos el “gordo” del bombo, el cual se puede extender desde unos 50Hz a 100Hz, dependiendo de las pulgadas y/o del modelo. Cuando queramos añadir profundidad al bombo, van a ser esas frecuencias donde nos vamos a tener que mover. Tened en cuenta que si queremos reforzar en esas frecuencias vamos a tener que aplicar la técnica de la “frecuencia mitad o doble” que ya vimos anteriormente, siempre que nos sea posible. Es importante resaltar que un refuerzo excesivo de estas frecuencias puede provocar que el bombo tenga un sonido demasiado confuso que provoque inestabilidad en el sonido global de la mezcla. También tenemos que tener en cuenta que por debajo de esos 50Hz aproximadamente no vamos a tener nada aprovechable, así que no sería mala idea el que aplicarais un filtro paso alto por medio de un filtro más o menos a 45Hz. Con esto conseguimos eliminar posibles ruidos a muy bajas frecuencias y hacer que el compresor que podamos ponerle al bombo actúe de forma más musical. Un poco más por arriba (entre 200Hz y 400Hz) tenemos el “color” del bombo. Por normal general en esta zona tendremos que aplicar un recorte, ya que aquí es donde tendremos resonancias desagradables, Podemos usar la técnica del barrido para encontrar la frecuencia o frecuencias más molestas. Una mala ecualización del bombo en esta zona suele ser una de las causantes de ese sonido “maquetero” tan desagradable. Por último tenemos el rango frecuencial donde se encuentra la pegada del bombo, y cuyo sonido da nombre en lengua inglesa a este elemento de la batería (kick). La pegada la podemos controlar ecualizando en la zona que va desde 2kHz hasta unos 7kHz. Cada bombo tendrá la pegada en un lugar determinado, lo mejor es volver a usar la técnica del barrido para encontrar donde se encuentra la pegada en cada caso. Lo que nunca debéis hacer, con el bombo o con cualquier otro elemento, es ser vagos y para no tener que buscar una frecuencia determinada el pillar un ecualizador paramétrico y usar una Q muy baja y subir o bajar un rango frecuencial muy alto, ya que aparte de modificar la frecuencia que os interesa estaréis modificando muchas otras que pueden hacer que la mezcla jamás llegue a ser buena, y mucho menos “perfecta”. Un buen consejo que os puedo dar a la hora de ecualizar un bombo es el de que podéis usar los “huecos” que dejan las frecuencias importantes que hemos dicho antes para ubicar el bajo. Como ya, creo, que he dicho antes, la relación bombo/bajo es importantísima para conseguir una buena mezcla, ya que prácticamente toda la consistencia del tema musical lo conseguiremos ahí. Podemos jugar sobre todo realizando cortes entre 100Hz y 200Hz y entre aproximadamente 500Hz y 1kHz.

CajaLa caja tiene cuatro zonas frecuenciales bien definidas. Por un lado tenemos el rango de 120Hz a 350Hz aproximadamente que confiere a la caja el sonido “gordo”. En la actualidad no suele tener mucho sentido el usar frecuencias en la caja por debajo de esos 120Hz, ya que no contienen ninguna información importante y una excesiva carga en esas frecuencias puede provocar que el sonido de la caja sea confuso. No estaría de más usar un filtro paso alto en esa frecuencia aproximadamente, o si queremos simular un sonido vintage usar el filtro paso alto un poco por debajo, aunque si seguimos notando que la caja es muy difusa podemos insertar un ecualizador de estantería como un corte suave entre el filtro paso alto y esos 120Hz para reducir la confusión en el sonido sin cargarnos el ambiente antiguo que andamos buscando. Luego tenemos el rango frecuencial que da al sonido de la caja el carácter “acartonado”, también muy típico del desagradable sonido “maquetero”. Este rango es el comprendido entre 800Hz y 1kHz. Hay modelos de caja que dan muy poca carga en este margen (sobre todo las finas usadas en heavy metal) y otras que a estas frecuencias son insoportables (por ejemplo las de madera usadas en rock), así que en base a la caja usada, al estilo del tema musical y a vuestras intenciones en la mezcla, deberemos a veces reforzar y otras veces atenuar… aunque normalmente suele suceder lo segundo. Entre 2kHz y 5kHz tenemos el margen donde están las resonancias metálicas del arco de la caja. Estas resonancias dan a la caja un sonido metálico. Por último tenemos la pegada seca de la caja, la cual se encuentra normalmente entre 5kHz y 8kHz. A veces puede suceder que queremos un sonido más brillante en la caja. Para ello se suele hacer un refuerzo aproximadamente sobre 10kHz. El sonido de la caja en una mezcla es muy importante, y la ecualización tiene mucha culpa de él. Su sonido va a determinar en gran medida el carácter del sonido una vez que la mezcla está terminada, así que hay que esmerarse en hacer una buena ecualización en ella.

TimbalesDebido a que existen timbales de muy diferentes diámetros y profundidades, nos vamos a tener que esmerar bastante en encontrar las frecuencias importantes de cada uno. Por norma general, los timbales de suelo suelen tener frecuencias útiles hasta aproximadamente unos 100Hz, mientras que los de rack llegan hasta más o menos 250Hz o 300Hz. Podemos poner filtros para eliminar frecuencias más bajas y así asegurarnos la eliminación de frecuencias innecesarias y de ruidos a bajas frecuencias. Sin embargo, hay veces en que para crear un efecto de profundidad, sobre todo cuando un timbal de suelo se usa como base en un ritmo, en el que un refuerzo de frecuencias graves puede ser interesante. El sonido resonante en el timbal de suelo lo tendremos entre 100Hz y 200Hz, mientras que en el caso de los demás timbales estará normalmente entre 300Hz y 600Hz. El sonido propio del aro lo podremos buscar en el margen de frecuencias comprendido entre 1kHz y 3kHz normalmente, mientras que si lo que queremos hacer es jugar con el sonido de la baqueta al golpear el parche tendremos que irnos aproximadamente a 5kHz o 6kHz.

Pearl JamPodemos colocar el filtro paso alto para el charles (hi-hat) más o menos en 150Hz, y jugar con las frecuencias comprendidas entre 150Hz y 300Hz para buscar empaste en el sonido de la baqueta al chocar. Las frecuencias más importantes en un charles se suelen situar entre los 500Hz y los 800Hz. Cuando queramos añadir brillo podemos usar un ecualizador de estantería que empiece a actuar a partir de 10kHz a 13kHz. Si tenemos la posibilidad en nuestro ecualizador, probad a usar diferentes pendientes en ese refuerzo de agudos.

Cuando tengamos pistas individuales para cada plato o alguno de ellos, jugaremos en la zona de 100Hz y 300Hz, al igual que lo hacíamos en el charles, para ajustar el sonido del golpe de la baqueta con el plato. Este ajuste es muy importante en por ejemplo el ride, mientras que en platos como los crash o los slpash no tiene importancia, ya que lo que nos importará en ellos será el efecto de las colas del sonido, en vez del sonido definido de la baqueta al chocar con el plato. En los platos, al igual que sucedía con los timbales, vamos a tener que ajustar muy bien las frecuencias, ya que existen infinidad de platos distintos, tanto por su diámetro, forma y materiales de fabricación. Siempre en estas pistas se hace necesario un filtro paso alto, el cual deberemos ajustar en función del tipo de plato. Podemos colocar un filtro a 100Hz e ir subiendo la frecuencia hasta que veamos que empezamos a eliminar frecuencias importantes del plato. El rango comprendido entre 1kHz y 6kHz suele ser muy importante a la hora de definir el carácter del sonido del plato. Si queremos añadir brillo podemos jugar con las frecuencias comprendidas aproximadamente entre 8kHz y 12kHz.

Los overheads son pistas muchas veces subestimadas en una mezcla, incluso algunos ingenieros comienzan una mezcla normalmente a partir de estas pistas. Eso se debe a que estas pistas nos dan un sonido global de la batería, el cual contiene el ambiente de la sala donde se grabó la batería y una buena distribución espacial de la batería. En muchas ocasiones si solo contásemos con las pistas con microfonía cercana de cada elemento de la batería, debido al puerteo y a la ecualización de cada pista obtendríamos un sonido demasiado procesado y no conseguiríamos que la batería sonase con entidad propia, obteniendo un ambiente propio de una colección de elementos. Para entender esto mejor imaginad una sección de cuerda de una orquesta sinfónica. Cuando se hace una grabación de esta sección lo que se intenta es obtener un sonido que incite a pensar en la sección como un solo elemento y no como un conjunto de instrumentistas tocando a la vez. Algo parecido sucede con la batería. Las pistas de overheads pueden ayudarnos a la hora de cohesionar el sonido de la batería. También es importante considerar las pistas de overheads como una herramienta para conseguir un sonido más natural en la batería. Normalmente se suele usar un filtro paso alto aproximadamente en la zona de 150Hz a 200Hz para eliminar problemas a bajas frecuencias. También se suelen hacer recortes aproximadamente a 400Hz para eliminar resonancias innecesarias. Si queremos jugar a buscar un sonido más claro podemos hacer recortes también en el margen que va de 700Hz a 1kHz. Por último podemos usar un ecualizador de librería aproximadamente en 12kHz para definir un poco el brillo.

Bajo
El bajo es el instrumento con más componentes frecuenciales de todos. Es muy normal pensar en el bajo y asociar su sonido a frecuencias bajas, pero sin embargo en prácticamente todo el espectro audible tiene frecuencias importantes. Fundamentalmente el bajo tiene dos zonas frecuenciales muy importantes. Por un lado está la zona comprendida entre 80Hz y 100Hz, donde el sonido del bajo tiene su peso o profundidad. Por otro lado está el rango que va desde 120Hz a 300Hz, donde el bajo define su “color”. En estas frecuencias la gente suele cometer muchos errores. Algunos piensan que para hacer definida la línea de bajo se necesita eliminar mucha de la información contenida en la frecuencia más baja, y reforzar la alta. Esto se debe a que mucha gente, como dije antes, tiene asociado el sonido del bajo a tan solo sus componentes a frecuencias bajas. Yo recomendaría configurar un ecualizador paramétrico con dos bandas activas. En ambas usaremos una Q estrecha, situando una sobre 90Hz y otra en 200Hz. Lo normal sería hacer un recorte en la banda de 200Hz y compensar esa pérdida con un refuerzo en 90Hz para no cargarnos el fondo del bajo. Luego la definición la podemos buscar en frecuencias más altas. Estas frecuencias donde buscar la claridad del bajo suelen estar comprendidas entre 500Hz y 1’5kHz, dependiendo del bajo que se haya usado, del amplificador y del micro y preamplificador en grabación. Por último, en producciones de rock, metal, punk y similares podemos trabajar con un ecualizador paramétrico entre 2kHz y 6kHz para reforzar el sonido metálico producido por la púa o los dedos al chocar contra las cuerdas. También podemos usar un ecualizador de estantería para ello. Si cogéis algún disco clásico de Iron Maiden podréis escuchar el sonido provocado por un refuerzo excesivo de esas frecuencias.
Guitarra acústica

En las guitarras acústicas vamos a tener tres márgenes de frecuencias muy importantes. Por un lado tenemos las frecuencias bajas. Dependiendo del margen donde reforcemos o atenuemos vamos a tener un carácter en el sonido muy distinto. Podemos trabajar en el margen que va desde 80Hz hasta 300Hz, sin embargo considero un error reforzar o atenuar toda esa banda. Sería bueno dividir la banda en dos, una que vaya aproximadamente de 80Hz a 150Hz y otra que vaya desde 150Hz a 300Hz. La modificación de tan solo una de estas bandas (tanto reforzando como atenuando) puede provocar el suficiente cambio sin tener que trabajar con todo el rango de bajas frecuencias, lo cual puede ser excesivo. La definición de las acústicas suele trabajarse en la zona entre 2’5kHz a 5kHz. Hay que tener cuidado con esta banda, ya que un refuerzo excesivo puede provocar que el sonido sea demasiado “nasal”. El sonido brillante y metálico de las acústicas se encuentra en la banda comprendida entre 5kHz y 10kHz. Dependiendo de vuestras intenciones y del tipo de guitarra usada deberéis reforzar, atenuar o dejar tal y como está esa banda.
Guitarra eléctrica

El análisis frecuencial de las guitarras eléctricas es muy complicado, ya que su sonido depende mucho del estilo musical, del modelo de guitarra usado, del amplificador, de los efectos usados,… También hay que tener en cuenta que el sonido de las pistas de guitarra eléctrica suelen estar ya ecualizadas en el propio amplificador, y aunque en mezcla se hace necesaria una nueva ecualización, esta ecualización usada a la hora de buscar el “tono” de la guitarra hace muy difícil también el análisis frecuencial. En guitarras limpias podemos definir unas frecuencias importantes muy parecidas a las que tenemos en guitarras acústicas. En guitarras distorsionadas, aunque cada pista es muy diferente a otra, puedo daros algunos consejos generales sobre la su ecualización en mezcla. En estas pistas se hace imprescindible el uso de un filtro paso alto para eliminar los ruidos a bajas frecuencias, los cuales son muy notables en estas pistas. Tened en cuenta que las guitarras más poderosas que podemos imaginar nunca van a tener frecuencias importantes por debajo de los 80Hz, así que sería un buen punto de inicio el poner un filtro en esa frecuencia e ir subiendo lentamente la frecuencia hasta que notemos que empezamos a perder frecuencias importantes. Cuando hayáis localizado la frecuencia límite dejad ahí el filtro. Si queremos que las guitarras suenen poderosas tendremos que hacer refuerzos en la zona de bajas frecuencias (entre 150Hz a 250Hz). Hay que tener cuidado con no pasarnos con esos refuerzos, ya que podemos provocar que el sonido de las guitarras sea demasiado difuso y emborrone toda la mezcla. Para controlar la “crudeza” de las guitarras debemos trabajar entre 3kHz y 5kHz. Haciendo refuerzos en esta banda conseguiremos un sonido más “incisivo” (típico del sonido inglés), mientras que si hacemos un recorte obtendremos un sonido más agradable, aunque a veces eso no sea lo que necesite nuestra mezcla. Tened muy en cuenta que un refuerzo en esta banda implica un aumento del ruido de fondo típico de las guitarras distorsionadas.
VozPor último vamos a analizar el elemento más importante: la voz. Antes de ponernos a ver como podemos conseguir una buena ecualización en la voz debemos hacer una pequeña reflexión sobre como se distribuye la inteligibilidad de la voz en función de la frecuencia. Se han hecho bastantes estudios por prestigiosos psicoacústicos, lo cuales llegan siempre a la misma conclusión. Uno de esos estudios consistió en hacer escuchar varios textos grabados a una audiencia de tal forma que los oyentes escribieran lo que entendiesen a modo de dictado. Cada texto tenía una ecualización distinta y se llegó a la conclusión de que en una voz existen tres zonas frecuenciales muy bien definidas y de las que la inteligibilidad de la palabra depende en gran medida. Además se observó que las frecuencias que contienen menos densidad de energía son las que menos tienen que ver con dicha inteligibilidad. Las frecuencias bajas de la voz corresponden con el área comprendida entre 125Hz y 250Hz. Aunque este rango sea muy estrecho es muy importante, ya que en este margen de frecuencisa se contienen la información tímbrica fundamental de la voz, es decir, es en este margen donde está la información de quien es el que está halando (o cantando). Luego tenemos la zona donde se concentra casi toda la energía de la voz, y que es propia de las vocales. Esta zona comprende desde 300Hz hasta los 1’5kHz aproximadamente. Por último tenemos la zona entre 1’5kHz y 4kHz, donde se concentran las consonantes, y que, aunque no contenga apenas densidad de energía, es esencial para la inteligibilidad. Esta separación del rango frecuencial de la voz va a ser muy importante a la hora de aprender a ecualizar una voz, ya que aparte de buscar un sonido agradable en la voz debemos mantener la inteligibilidad siempre bien alta. Si tenéis en cuenta esta división no os va a costar nada intuir los efectos que vamos a tener al reforzar o atenuar algunas frecuencias dentro de una voz. Por ejemplo, un refuerzo en la zona más baja de la voz (entre 125Hz y 250Hz va a hacer que la voz suene con más cuerpo, pero no influirá nada en la inteligibilidad. Para trabajar con la definición de la voz podemos trabajar sobre 500Hz y 1’5kHz. Si reforzamos entre 1kHz y 3kHz el sonido que vamos a obtener va a ser muy “nasal” e “incisivo”. Si cogemos el rango comprendido entre 3kHz y 5kHz y lo recortamos podréis observar como perdemos inteligibilidad y la letra deja de entenderse bien. También es muy importante cuidar mucho los armónicos de las consonantes (sobre 5 y 10kHz) ya que podemos tener silibancia o seseo. A veces funciona bien hacer un refuerzo con un filtro de estantería por encima de 10kHz para añadir cierto “aire” a una pista vocal.

Como habréis podido comprobar, el hecho de aplicar ecualizaciones es un asunto muy delicado, y para mi es el proceso más complicado en una mezcla. No os sintáis frustrados si al principio no conseguís un buen balance frecuencial. Como suelen decir, la experiencia es la madre de la ciencia, y el tema de ecualizar depende muy poco de los conocimientos técnicos que podáis tener, ya que como vimos en el artículo anterior, el funcionamiento de los diferentes ecualizadores con los que vamos a contar es bastante simple de entender. Simplemente dejad que vuestro oído empiece poco a poco a ser capaz de reconocer frecuencias y que vuestra experiencia, gusto y sentido común sean los que decidan por vosotros. Lo que si es muy importante, y ya estaréis empezando a pensar que soy muy pesado, es recalcar el hecho de que lo que importa en la mezcla es el sonido global y no debemos supeditar el sonido de una determinada pista a él.

Hasta aquí llegamos en este artículo. Nos hemos centrado en aspectos prácticos sobre ecualización. Espero que trabajéis sobre todo lo explicado aquí, ya que es de vital importancia que consigáis un buen trabajo con ecualizadores para conseguir una buena mezcla. Sé que en estas páginas hay demasiada información, sobre todo si no tenéis experiencia. Sé que no es un artículo que sea agradable de leer ni que con una lectura rápida podáis sacar todo el jugo… pero nadie dijo que esto iba a ser fácil.
Artículo publicado en www.hispasonic.com

procesamiento m/s para señales y mezclas estéreo


PROCESAMIENTO M/S PARA SEÑALES Y MEZCLAS ESTÉREO

Las técnicas M/S están disponibles a día de hoy en muchísimos procesadores de audio tanto hardware como software. Suponen una forma diferente de mirar y tratar la señal estéreo, y por tanto son la puerta hacia algunas manipulaciones creativas que conviene conocer. Afortunadamente, son también sencillas de entender y aplicar (tanto como lo es excederse con ellas).
Para facilitaros las pruebas os comentaré algún plugin que podréis descargar y usar gratuitamente en AU y VST, todos del mismo fabricante , aunque cualquier búsqueda en Internet os ofrecerá otras muchas alternativas. Además seguramente vuestras DAWs, sus plugins y otros equipos tanto hard como soft ya cuentan con esa capacidad.

Qué es el procesamiento M/S

Una señal estéreo se compone de dos canales: el izquierdo y el derecho. Pero hay también otra forma de plantearse la señal estéreo que tiene sentido musicalmente hablando y que es útil cara al procesamiento en algunas situaciones. Se trata de considerar la suma de los dos canales y la diferencia entre ambos. Es decir, construir dos nuevas señales L+R y L-R.
En la señal L+R, como se suman las dos, queda reforzado todo aquello que sea común a L y R. Como resultado tiene una presencia más destacada de las señales que están ‘en el centro’ del panorama. Por ello se habla de señal M (Mid). En el fondo, M no es sino la señal ‘mono’ resultante de sumar los dos canales.
La señal L-R se pasa a llamar S porque, por comparación, es una señal en la que el ‘centro’ ha desaparecido, y por tanto corresponde ‘grosso modo’ a los laterales (Sides).
Las señales M y S pueden someterse a cualquier tipo de procesamiento (ganancia, ecualización, compresión y otros diversos), antes de ‘deshacer’ el cambio para recuperar unas señales válidas para reproducción estéreo. Si pensamos en M’ y S’ (modificadas) obtendremos un nuevo par estéreo deshaciendo el proceso, realizando la suma y la diferencia: L’ = M’+S’ y R’=M’-S’. A través de varios ejemplos entenderemos qué utilidad puede tener este tipo de tratamiento.

Centro y laterales en las grabaciones musicales

Estamos acostumbrados a pensar en el procesamiento del audio en términos de frecuencia  y tiempo. Pero también oímos en el espacio. Al igual que usamos ecualizadores para poder seleccionar una determinada gama de frecuencias, podría en ocasiones ser útil un ‘filtro espacial’. El procesamiento M/S es un primer caso de este tipo de tratamiento, muy limitado y muy poco selectivo, pero que resulta útil pese a su escaso poder ‘separador’.
Dado que mucha actividad de los temas musicales ocurre ‘en el centro’ del panorama estéreo, nos podría gustar tratarlo separadamente. La forma más corriente de realizar las mezclas es situando bombo y bajo (en general instrumentos graves) al centro, también al centro la voz o instrumentos solistas, y abriendo los demás ya sea hacia la izquierda o derecha en mayor o menor medida.
Llevar la voz e instrumentos solistas al centro es lo habitual precisamente para recalcar su papel protagonista, ocupando el centro del escenario auditivo.
Llevar los instrumentos graves al centro tiene que ver con cuestiones de percepción y con cuestiones técnicas. Hay que tener en cuenta que el oído humano es poco sensible a la ubicación espacial de los sonidos graves. Como consecuencia sería absurdo (poco eficiente) situarlos sólo en uno de los dos canales. Por ejemplo desaprovecharía la capacidad de  amplificación en graves de uno de los dos canales (los sistemas de amplificación trabajarán mejor aprovechando ambos para conseguir la necesaria potencia y pegada). Hay también una razón ‘histórica’:  un reparto equilibrado de la energía de graves entre los canales izquierdo y derecho era imprescindible en muchos sistemas de grabación o transmisión de audio (p.ej. en los discos de vinilo para que la aguja no se saliera del surco durante la reproducción).
El ‘centro’ es por tanto una ubicación muy particular dentro del estéreo que suele reunir los sonidos graves (esenciales como ‘estructura’ o ‘armazón’ del resto de la señal musical) y los sonidos solistas (protagonistas). Las técnicas M/S nos van a permitir aplicar el procesamiento que deseemos de forma más fuerte en el centro que en los laterales o viceversa. Los ejemplos nos irán permitiendo entender el uso e interés del M/S.

Los niveles de las señales M/S

Como primer paso, pensemos en que contamos con esas dos señales M (L+R) y S (L-R). Si antes de ‘deshacer’ el cambio modificamos el nivel (ganancia) de M respecto a S estaremos modificando la extensión del panorama. Si reduzco S respecto a M, estoy retirando laterales a favor del centro  y por tanto ‘cerrando’ el panorama, concentrándolo. Si por el contrario subo S y bajo M, el resultado será una versión algo más abierta del panorama.
Podéis usar http://www.voxengo.com/product/msed/ para hacer pruebas de este tipo (dejadlo en modo ‘inline’ para que realice la codificación y decodificación y podáis retocar con ‘Mid Gain’ y ‘Side Gain’ los niveles relativos de centro versus laterales).
Es claro que actuar de esta forma (tratando ‘al completo’ las señales M y S) nos da muy poco margen de actuación. Es por ello que estas técnicas suelen aplicarse de forma más selectiva sobre determinadas bandas del espectro.

Ecualización M/S

Procesar las señales M/S no mediante simples ganancias sobre todo el espectro audio sino mediante ecualizadores (gráficos, paragráficos, etc.) nos permite definir sobre qué parte del espectro deseamos provocar la reducción o ampliación del panorama. Un EQ gráfico en modo estéreo actúa independientemente sobre L y R. Cuando lo aplicamos en modo M/S un canal de ecualización afecta a M y el otro a S. Eso nos permitirá jugar con la apertura/cierre de la sensación de apertura de forma más selectiva, definiendo en qué banda queremos actuar.
Una forma de ganar una mayor sensación de apertura del estéreo, cuando se esté perdiendo parcialmente (por ejemplo por las condiciones de la sala u otros) es aumentar el nivel S y/o bajar el nivel M en la parte más alta del espectro. Resulta típicamente contraproducente extender esa actuación hacia bandas medias y graves.
Podéis probarlo, por ejemplo, con este EQ gráfico gratuito con capacidad para L/R y para M/S eshttp://www.voxengo.com/product/marvelgeq/. Deberéis escoger M+S (en lugar de L+R) en el desplegable ‘Routing’, y ya estaréis jugando con una ecualización M/S insertada en la pista o máster, según cómo deseéis.
En muchas ocasiones los ‘graves’ deberían estar alojados en el centro estricto. Ya mencionábamos que en una sonorización en directo la mejor forma de aprovechar la potencia de amplificación en graves es entregando en ambos canales la misma señal. Una forma de garantizarlo es retirar los graves del canal S. De esa forma sólo quedará contenido en graves en el canal M, es decir, en el centro, asegurando la identidad entra ambos canales cuando recuperemos las nuevas señales L‘ y R’. Generalmente no se apreciará la desaparición de la imagen estéreo en las frecuencias bajas (e incluso medias-bajas) y a cambio se disfrutan los beneficios de esa mayor ‘compactación’ al concentrarlas al centro.
En definitiva, para cualquier banda en la que queramos ‘centrar’ y dar más protagonismo y robustez, aumentaremos M frente a S, o a la inversa, para ‘dispersar’ una determinada banda podremos darle mayor nivel S y menor M.
Un EQ gráfico en modo M/S nos permite jugar con la abertura/cierre estéreo en cada banda, y podremos con facilidad aplicar una pequeña ‘concentración’ de los graves a la vez que una apertura de los agudos, o un efecto particular en la banda en que lo deseemos. Pero siempre con sensibilidad: no es un proceso mágico. Si (como es habitual) los solistas ocupan principalmente el centro, intentar en un momento determinado ‘ampliarlos’ hacia los lados a través del juego M/S lo que hará es (cuando bajemos M) retirar también mucha energía (bajar el nivel global) de ese instrumento o voz. Son cosas que habría que haber corregido mejor antes, en la mezcla, y que podremos aplicar posteriormente sólo en una pequeña cantidad. Por ello (como siempre que jugamos con efectos que actúan sobre la imagen estéreo) es especialmente importante no olvidar usar regularmente el botón de ‘bypass’.
Podéis también usar M/S de forma complementaria en dos pistas que sean del mismo tipo (dos voces, dos guitarras, etc.) para evitar que compitan tanto por el mismo espacio en la mezcla. Podréis lograr reservar el hueco del centro para una y los extremos para la otra (ya sea sobre todo el espectro o alternando bandas, etc.). Es el tradicional truco de usar en ellos ecualizaciones complementarias, pero que además podremos ahora acompañar de unas ubicaciones complementarias.

M/S más allá de los niveles y EQs

El procesado M/S no se limita a jugar con sus niveles o ecualización. Con ajustes de compresión diferentes en el canal M y en el canal S podemos establecer un tratamiento diferente para la señal de bombo+voz, respecto a los laterales. Ya sea en una mezcla o al preparar un loop.
Si se trata de un sonido o mezcla que ya viene trabajado o grabado con reverberación, teniendo en cuenta que el sonido directo suele ser ‘centrado’ mientras que el sonido reverberante suele ser muy ‘lateralizado’, podríamos también aplicar unos ajustes de tiempos de compresión/expansión distintos para realizar el procesamiento sin afectar tanto al ‘aire’ que imparte la reverberación.
Sobre una pista que contenga un sonido fuertemente estéreo (pensad en un colchón rico en movimiento) un compresor aplicado sobre señales M/S puede permitirnos abrir y cerrar automáticamente la dispersión panorámica de ese sonido en función del nivel de la señal. Por ejemplo comprimiendo sólo el canal M, cuando el compresor entre en acción la reducción de nivel en el centro reforzará el movimiento estéreo. Compensaremos así la reducción de la energía con ese mayor movimiento que hará más prominente al sonido.
¿Qué tal un ‘delay’ o un ‘phaser’ solo sobre el canal S en determinados sonidos o subgrupos? Conseguirán hacer aún más difusa y etérea, más móvil, la apertura estéreo, pero manteniendo una buena definición del cuerpo central.
Un fabricante que gusta de ofrecer productos que incorporan tratamientos M/S es BrainWorx. En su web www.brainworx-music.de podréis encontrar, demos y bastante información descriptiva sobre las posibilidades del M/S que es sugerente sobre posibles aplicaciones.
Continuando con la colección gratuita de Voxengo que os propongo para ‘jugar’ a los que no queráis gastar, podéis probar por ejemplo http://www.voxengo.com/product/overtonegeq/. Se trata de un ecualizador de siete bandas que opera en L/R o en M/S (entre otros modos) y que además de ecualizar realiza en cada banda un poco de ‘excitación armónica’ (una pequeña cantidad de distorsión controlada para añadir armónicos superiores inexistentes en el sonido original). Aplicar este tipo de efectos en modo M/S obtiene un resultado netamente diferente a la más habitual inserción en L/R. Podréis apreciarlo fácilmente porque con el 'routing' podréis decidir aplicarlo en modo L/R o en M/S.

¿Envíos desde las señales M/S?

Pensemos por ejemplo que en una parte de un tema queremos ‘restar’ primer plano a la voz solista (que está ‘centrada’ en la mezcla). La EQ (L/R o M/S) queda descartada porque rebajar el nivel de la voz no es lo que deseamos, sólo robarle plano. ¿Qué otro truco sacamos de la chistera? Una posibilidad pasa por procesar con una reverb, no la señal completa sino preferentemente en las bandas de voz más notable (el carácter ‘deslocalizador’ de la reverb estéreo rebajará plano a la voz que aparecerá más lejana). Se trataría de un envío hacia reverb, pero con un EQ de por medio. Hacer ese envío ecualizado pero partiendo del canal M permitirá reducir la ‘mancha’ del efecto sobre las señales que no estén en el centro. Estaremos reforzando la presencia de los sonidos ‘centro’ (la voz) a la entrada de la reverb y con ello reduciendo (no mucho, pero sí algo) el de los otros instrumentos menos centrados. Ciertamente la señal M es ‘mono’ pero en el caso descrito no representa un problema (la reverb ya impartirá un suficiente carácter estéreo puesto que su retorno irá directamente a la mezcla estéreo convencional).
Igual que en este caso, podremos encontrar otras situaciones en las que podamos concebir M y S como unas señales en sí mismas que puedan alimentar a algún efecto.

¿M/S en los retornos?

Demos ahora la vuelta al ejemplo que hemos presentado: tienes una reverb ‘general’ por la que están pasando todo tipo de instrumentos. ¿Porqué no someter la salida de la reverb a procesamiento M/S para asegurar que en las bandas bajas disminuye su separación estéreo aunque la mantengamos en medios-altos? Si hubiéramos querido limpiar totalmente de reverb la región grave, hubiera sido mejor ecualizar antes de la reverb y eliminar las frecuencias bajas. Pero si lo que queremos es que haya reverb general pero sin excesivo juego estéreo en graves, podríamos aplicar las técnicas M/S en el retorno de la reverb.
¿Estás usando algún otro elemento de generación artificial de imagen estéreo o de excitación psicoacústica, o en general cualquier tratamiento que imparta apertura del campo estéreo sobre un sonido? Nuevamente, para mantener las cosas bajo control quizá interese que en la salida de ese efecto ‘reduzcamos’ las vitaminas estéreo en la parte grave, manteniéndolas en el resto.
Una vez entendido el concepto M/S las posibilidades de aplicarlo crecen.

‘Hazlo tú mismo’: M/S

Como ya hemos comentado, muchas unidades de efectos (hard y soft) vienen ya listas para realizar su trabajo de la manera habitual L/R o bien en modo M/S. Usar el modo M/S no añade complejidad ni latencia al procesado (la codificación / decodificación consiste tan sólo en sumar o restar) y por ello cada vez es más habitual el que aparezca como opción.
Pero no es imprescindible que venga ‘de fábrica’ para poder aplicar técnicas M/S: existen también pluings codificadores y decodificadores M/S. Un plugin de este tipo gratuito (y que ya hemos comentado al comienzo del artículo) es el Voxengo MSED (por M/S Encoder Decoder):http://www.voxengo.com/product/msed/.
Cuando insertamos un codificador M/S en un canal estéreo ese par estéreo pase a ser un par M/S (y necesitará más adelante en la cadena un decodificador que recupere señales de tipo izquierda/derecha). Disponer de la descomposición M/S en un canal permite insertar cualquier efecto (que sean verdaderamente estéreo) para procesar separadamente las señales M/R.
Se trataría de montar una cadena de plugins en la que aparezca MSED (poniéndolo en el modo codificador), seguido del efecto/s deseado/s, y a continuación una nueva instancia de MSED (ahora en modo decodificador). Por lo ya dicho, pese a que la cadena se alarga, el consumo de CPU, y el tiempo de procesamiento apenas cambian por añadir esas dos instancias de MSDE (o vuestro codificador/decodificador preferido). Lo que sí resulta esencial es que el efecto intercalado sea un efecto realmente estéreo, que trate independientemente cada uno de los dos canales.

Artículo publicado en www.hispasonic.com

seis reglas básicas y algunos trucos sobre mezclas

SEIS REGLAS BÁSICAS Y ALGUNOS TRUCOS SOBRE MEZCLAS.


Aquí tienes una guía básica, directa y sencilla sobre los aspectos más relevantes del proceso de mezcla. Si estás empezando, sigue estos pasos para mejorar tu sonido y afrontar un futuro proceso de masterización con mayores posibilidades de éxito. Cuando te sientas más seguro, ¡podrás empezar a romper las reglas!

Nivel

Primera regla: El cero digital (0dBs) no se sobrepasa en ninguna pista, jamás. En el master (ni tocarlo), tampoco.
Segunda regla: Para mantener espacio en la mezcla y que los picos no sean un problema en procesos posteriores (como la masterización) hay que mantener los niveles de las pistas con picos entre -3dBs y -6dBs.
Truco: Para empezar un tema o una mezcla conviene poner todos los niveles de las pistas a -6dBs o incluso menos, muchas veces a -9dBs o -12dBs. En general, el rango suele estar entre -6dBs y -12dBs. Con esta técnica se consigue añadir componentes a la música sin que los picos sobrepasen 0dBs (clip). Ya que, en definitiva, se trata de ahorrarnos la constante tarea de bajar niveles a medida que vamos añadiendo más canales y sonidos. Si no seguimos esta técnica el canal master “clipeará” de forma inevitable con lo que incumpliremos la básica y fundamental primera regla.

Tercera regla: Ajustar los niveles de todas las pistas sin tener en cuenta la ganancia de los plugins de efectos que ya estén insertados en ellas. Es importante no buscar ganancia de señal cuando se utiliza un efecto, porque lo que se busca es un efecto determinado y no más volumen.
Truco: En una escucha entre el sonido limpio sin efecto y el sonido con efecto (usar botón bypass del efecto) no debe apreciarse diferencia (ni pérdida ni ganancia) de volumen.
Brainworx bx_solo
Truco: Ajusta los niveles con la mezcla en mono (poniendo un plugin en el master por ejemplo) y cuando escuches la mezcla en estéreo notarás los niveles más homogéneos y un sonido global más compacto. Posteriormente solo será necesario realizar sutiles retoques en las pistas que lo requieran según tus intenciones musicales.
AKG K271
Truco: Durante el proceso de mezcla, alterna largos periodos de escucha entre monitores y auriculares. Percibirás información diferente muy útil para tomar buenas decisiones. Así mismo, mezcla a un volumen medio alternando mini escuchas a bajo y alto volumen. No agotarás tus oídos y tu cerebro percibirá sensaciones relacionadas con el nivel que estás buscando para cada pista.

 

Frecuencia

Cuarta regla: Limpia con la EQ utilizando un filtro paso-alto o paso-bajo, según corresponda, para cortar aquellas frecuencias que no sean representativas de cada sonido. Esto evitará que las frecuencias que no necesitan unos sonidos ensucien y estorben a otros sonidos que sí las necesitan.
Brainworx bx cleansweep
Truco: Para localizar resonancias molestas para el oído humano procedentes de algún sonido se recomienda usar una EQ con la técnica de barrido de frecuencias con el fin de eliminarla o atenuarla en la medida que sea posible.
Truco: Si quieres dar más presencia a algunas frecuencias de un sonido, empieza por no realzar las que pretendes reforzar y atenúa levemente las demás (así es como se moldea un sonido utilizando EQ). Realzar frecuencias debe ser la última opción a no ser que el motivo para hacerlo sea aplicar un efecto creativo intencionado.

 

Panorama

Quinta regla: Asignar cada sonido a una zona del panorama estéreo con el fin de dar amplitud a la mezcla, dejando en el centro las pistas que contienen sonidos con frecuencias muy graves (sin medios-agudos ni agudos) y que no sean elementos artísticos estéreo. Habitualmente suelen mantenerse en el centro los sonidos de bajos y bombos.
Truco: Imagina todos los instrumentos musicales sobre un escenario y recrea la posición de los mismos para cada sonido según su procedencia. Se pueden usar técnicas basadas en delay, reverb y transitorios para acercar o alejar cada sonido (profundidad), técnicas L/R para situar el sonido en el campo estéreo y técnicas de M/S para ajustar el rango de amplitud estéreo.

 

Nivel, frecuencia y panorama

Sexta regla: El éxito de una buena mezcla radica principalmente en conseguir un buen equilibrio de estos tres pilares sonoros: el nivel, la frecuencia y el panorama. Cuidando estos aspectos conseguirás mejorar tus mezclas y enfrentarte al proceso de masterización con garantías.
Truco: Utiliza la técnica de compresión con sidechain para nivelar con éxito la lucha entre varios sonidos por un rango de frecuencia concreto en la misma zona del panorama. Principalmente suele ocurrir con bombo/bajo y guitarras/voces.

Artículo publicado en www.hispasonic.com